viernes, 15 de julio de 2011

Notas sobre La democracia como procedimiento

Para todos aquellos que como yo hicieron muecas al ver la extensión del texto de Cornelius Castoriadis titulado La democracia como procedimiento. Hice un pequeño resumen donde intento rescatar algunas ideas fundamentales.


Primero habla de que actualmente el concepto de democracia se ha reducido solamente a conjunto de “procedimientos, rompiendo así con todo el pensamiento político precedente, que veía en la democracia un régimen político, indisociable de una concepción sustantiva de los fines de la institución política y de una visión sobre el tipo de ser humano que le corresponde.”

Posteriormente hace énfasis en el ser humano constructor de instituciones y de las instituciones que a su vez dan forma a estos individuos.
”Desde su nacimiento, el sujeto humano queda cogido en un campo histórico-social, y es colocado simultáneamente bajo la influencia del imaginario colectivo instituyente, de la sociedad instituida y de la historia de la que dicha institución es su cumplimiento provisional.”

“La sociedad no puede dejar de producir, en primer lugar, individuos sociales conformes a ella y que la producen a su vez.” Esto en simple y llanas palabras querría decir que, en México, nuestras instituciones producen los individuos corruptos que necesariamente las recrean con sus acciones.

Pero obviamente no todos somos corruptos y aquí el problema es la participación de los individuos, y los mecanismos para fomentar ese proceso continuo de recrear la sociedad y las instituciones.

Dice también que toda “democracia procedimental” será un fraude sino permite que los individuos intervengan profundamente en la organización de la vida social. Pero aquí entramos en un problema que deviene de estas mismas ideas. ¿Sí la sociedad produce a los individuos necesarios para que la mantengan, de donde vamos a sacar individuos que la transformen?

“¿Cómo se puede ser libre si se está colocado obligatoriamente bajo la ley social? Existe una primera condición: es necesario que se tenga la posibilidad efectiva de participar en la formación de la ley (de la institución). No se puede ser libre bajo una ley si no se puede decir que esa ley es propia, si no se ha tenido la posibilidad efectiva de participar en su formación y en su institución.”

Aquí nos encontramos con un problema fundamental, parece que en nuestro país hay muy pocos individuos que se dan cuenta que las instituciones no funcionan para el bien de la mayoría y muchos menos interesados en intentar llevar a cabo acciones para transformarlas. Sobre este punto,   recurre a la antigua Grecia y al concepto de paideia/educación.

“Incluso si suponemos una democracia caída del cielo, tan completa y perfecta como se quiera, esta democracia no podría durar más que algunos años a menos que produzca los individuos que le corresponden y que son, ante todo y sobre todo, capaces de hacerla funcionar y de reproducirla. No puede haber sociedad democrática sin paideia democrática.”

Esto quiere decir que no existirá sociedad democrática, si ésta no instruye mediante mecanismos educativos y participativos a los individuos que deberán continuarla. Y un país en el que hablar de religión y política es pecado, y en el que sus individuos se autodenominan apolíticos con orgullo, no parecería tener muchas posibilidades de cambio.

“Para que los individuos sean capaces de hacer funcionar los procedimientos democráticos según su "espíritu", es necesario que una parte importante del trabajo de la sociedad y de sus instituciones se dirija hacia la producción de individuos que se correspondan con esta definición, esto es, mujeres y hombres democráticos”

“Los procedimientos democráticos constituyen una parte, ciertamente importante, pero sólo una parte, de un régimen democrático. Y deben ser verdaderamente democráticos, en su espíritu. En el primer régimen que se puede llamar, a pesar de todo, democrático, el régimen ateniense, fueron instituidos no como simples "medios", sino como momento de encarnación y de la facilitación de los procesos que lo realizaban. La rotación, el sorteo, la decisión tras la deliberación de todo el cuerpo político, las elecciones y los tribunales populares, no se basaban tanto sobre el postulado de la igual capacidad de todos para asumir las cargas públicas, sino más bien constituían las piezas de un proceso político educativo, de una paideia activa, que pretendía ejercitar y también desarrollar entre ellos todas las capacidades correspondientes, y, por tanto, hacer el postulado de la igualdad política tanto más posible por estar más próximo a la realidad efectiva.”

Esta paideia activa a la cual hace referencia es actualmente una forma con la cual, creo, podemos intentar transformar nuestra realidad. Sobra decir que la participación activa en nuestro México es mal vista, sobre todo desde el poder, los medios que lo soportan y los individuos que rigen su vida de acuerdo a lo que les dicen los medios.

“El derecho a reunirse, a manifestarse, a publicar un periódico o un libro no es "negativo": su ejercicio constituye una componente de la vida social y política y puede tener y tiene necesariamente efectos importantes sobre ella. Precisamente, una parte principal de la lucha por la democracia apunta hacia la instauración de las condiciones reales que permitan a todos el ejercicio efectivo de estos derechos.”

Finalmente nos recuerda, “El fin de la política no es la felicidad, que solamente puede ser un asunto privado, es la libertad y la autonomía individual y colectiva.”

Hasta aquí el resumen, que es muy pobre pero, que nos permite reconocer que una sociedad diferente y con instituciones más justas, no será posible si no viene acompañada de un cambio de actitud de nosotros, los individuos que la mantenemos día a día.

Es por eso que los invito a alterar los patrones normales de conducta de nuestra sociedad, reuniéndonos para compartir información, discutir, organizarnos y participar activamente en nuestro entorno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario