miércoles, 17 de octubre de 2012

Exposición Nº1 de Guillermo Vargas “Habacuc”


(展示1番ギジェルモバルガス"ハバクク")

Yamado Taro
El 15 de mayo de 1999 algunos medios europeos publicaron la información sobre la muerte del artista esloveno Darko Maver, se hablaba de un suicidio en circunstancias misteriosas en la cárcel de Podgorica, durante un bombardeo de la OTAN, pero fotografías de su cuerpo mostraban signos de violencia. Maver había sido condenado en un proceso irregular a principios del mismo año acusado de “haber proyectado homicidios motivados por la hostilidad al estado”.  El artista habría realizado una serie de obras tituladas Tanz der Spinne, “serie de instalaciones ambientales que simulan asesinatos violentos con maniquíes con expresión de gran realismo” . Después de anunciada su muerte se generaron una serie de homenajes póstumos, siendo el más significativo el realizado en el Pabellón de Italia en la 48 ª Bienal de Venecia. 

A finales de 1999 Luther Blissett  se adjudicó la creación del artista ficticio Darko Maver, así como la difusión de la información y producción de exhibiciones que llevaron a los medios a asumir como verdadera la historia de Darko Maver.



Los miembros de Luther Blissett señalan que su objetivo era el cuestionar la veracidad de los medios de comunicación y sus fuentes “Nos hemos burlado de los medios. Hemos demostrado que los periódicos pueden hablar de todo sin saber nada, que cualquiera puede crear la noticia. Convertimos a Luther Blissett en un Robin Hood virtual, terror de las redacciones” .

Acciones como las de Luther Blissett en las cuales se miente o manipulan los hechos de manera deliberada, no es un acto aislado, se ha empezado a convertir en un recurso que artistas contemporáneos como The Yes Men, Heath Bunting, Minerva Cuevas, Banksy, Ubermorgen.com, o los mismos Aka0100101110101101.org entre otros más que de alguna u otra manera sobrepasan aspectos morales.

El elemento esencial para el entendimiento y análisis de este tipo de obras, es su conclusión, ya que al momento en que se considera completado el objetivo, por parte del autor, comienza un proceso de revelación de los datos reales y ficticios. De otra forma como agente externo se corre el riesgo de envolverse en la dinámica y juego que estos trabajos despliegan.
Bajo este entendido el análisis y repercusiones de la obra Exposición Nº1 de Guillermo Vargas “Habacuc”  deja rastros ambiguos sobre su culminación, la exposición plantea 5 elementos: 
1. Una pared con el texto “Eres lo que lees”
2. Perro callejero
3. Un incensario con crack y marihuana
4. El himno sandinista tocado a la inversa 
5. La utilización de medios de comunicación masiva (prensa escrita, internet, radio y televisión)


Los primeros cuatro elementos por sí mismo podrían detonar al quinto, pero el impacto del uso del perro callejero hizo que los otros tres pasarán prácticamente desapercibidos.
La estrategia mediática de Vargas mostró su efectividad cuando Rosa Montero del diario español El País publicó el 16 de octubre del 2007 una columna titulada “Respeto” . Montero, quien ha mostrado su interés en defensa de los animales, señalaba una par de obras que desde su punto de vista demostraban un “narcisismo patológico”, con respecto a la obra de Vargas, describía únicamente “la muerte del perro en la galería" e invitaba a los lectores a sumarse a la firma de una petición en línea  para impedir la participación de Guillermo Vargas en la Bienal Centroamericana de Honduras 2008. La petición planteada por la columnista de El País a su vez refiere a la nota del periódico costarricense La Nación con fecha del 14 de septiembre y a dos publicaciones del blog cultural Marcaacme fechados el 22 de agosto del 2007. 

Es a partir de esta serie de publicaciones que el escándalo se expande de manera viral, alcanzando su índice de mayor número de búsquedas en internet en abril del 2008 . “Habacuc” ha mantenido declaraciones ambiguas sobre sí el perro murió, escapo o si él lo adoptó, este elemento detonante y su ambigüedad son el factor que mantiene activa la obra. Será hasta el  momento en que Guillermo Vargas “Habacuc” devele la obra totalmente que se podrá hacer un análisis completo, por ahora solo señalaré algunos aspectos relevantes.
A seis años de la realización de la exposición, Guillermo Vargas ha seguido generando obras polémicas, por lo que su actividad artística así como su existencia  puede ser comprobable.
Circulan documentos en la red  en los que Juanita Bermúdez directora de la Galería Códice rebela datos sobre la exposición y sobre el trato que recibió este durante tres días, al parecer la galerista ha defendido su posición a costa de revelar información  que no ha dado Vargas, pero esto nos llevaría a inducir un tercer punto la aceptación implícita de que la extinción si se realizó. 
El tercer y último punto es la verificación del hecho que toma como punto de partida para la realización de la exposición Guillermo Vargas, la muerte de Natividad Canda, la cual también puede ser verificado más allá del dicho del autor.

Es difícil el acercamiento a este tipo de proyectos por la cantidad y complejidad de los elementos que las componen, además el tiempo y lugar no suele señirse a los espacios expositivos tradicionales, su presentación final es más cercana a la documentación. Si a estas dificultades de comprensión inmediata le sumamos en algunas ocasiones el desafío a aspectos éticos o morales.


Yamada Taro
17 /10 / 2012


Proyecto Biopus

AR Chemistry | Augmented Reality Education

Gilberto Esparza

Julius von Bismarck: Germany's Guerilla Paparazzo

martes, 16 de octubre de 2012

Rafael Lozano-Hemmer_Last Breath



Last Breath


Last Breath is an installation designed to store and circulate the breath of a person forever. The piece consists of a small brown paper bag which inflates and deflates automatically thanks to motorized bellows similar to those found in artificial respirators in hospitals. The apparatus hangs on a wall and is activated 10,000 times a day, the typical respiratory frequency for an adult at rest, including 158 sighs. Each stroke of the machine advances a digital counter that beeps. The breath circulates between the bellows and the paper bag through a ribbed transparent plastic tube that emits a faint and hypnotic low sound. The tube can be as large as necessary to either hang the bag right beside the piece, on the same wall, or to create a labyrinth on the ceiling of the exhibition that ends with the bag suspended in the middle of the room. The brown paper bag makes a rhythmic crushing sound as it inflates and deflates.




2012_05_LastBreath_RLH_06

2012_05_LastBreath_RLH_10

2012 - The Eleventh Bienal de la Habana, Havana, Cuba


http://www.lozano-hemmer.com/last_breath.php

Arcangel Constantini_Caja de RitmoToques



http://www.arc-data.net

Gilberto Esparza_Parásitos Urbanos



Dblt
es una especie de mecatrópodo que habita en el tendido eléctrico de las ciudades para alimentarse de la energía que fluye por los cables.
Esta especie almacena sonidos de su entorno y los reproduce intermitentemente según su estado de ánimo.



   



Moscas
Son una especie de elíptero que se alimenta de la luz. Cada mosca, está constituida por un diminuto motor dotado de una hélice, extraído de teléfonos celulares. Sobrevuela en un área determinada y puede atacar a los transeúntes que invaden su territorio


   





http://urbanparasites.blogspot.mx

Subvertir la tecnología_Rafael Lozano-Hemmer

<<Uno de los temas que más me molesta de la tecnología es la idea de que te da posibilidades infinitas. Pero, ¡también un lienzo te da posibilidades infinitas! Entonces defiendo la idea de la inevitabilidad, para madurar los conceptos, la psicología que está detrás de una obra, de cómo se experimenta, etcétera [...] Aun si vives en un remoto pueblo de Oaxaca y nunca has hecho una llamada por teléfono o visto una computadora, tu vida sigue siendo afectada por el calentamiento global, tu país está sustentado por una economía de capital virtual, tu dialecto está a punto de desaparecer ya que la gente se interconecta con un reducido número de lenguajes globales.>>

<<Pero como artista guardas la idea de subvertir la tecnología, de darle la vuelta, de tratar de evitar la parte homogeneizante, o la "fetichización" de la tecnología.>>

______________________________________
Fragmento de la entrevista realizada por Karla Jasso a Rafael Lozano-Hemmer, "Questions per minute" publicada en la Revista Código, No. 60, Diciembre 2010-Enero 2011, pp. 118-123.

Rahzel performing on Rafael Lozano-Hemmer's "Voice Array"


domingo, 14 de octubre de 2012

Curso de Introducción al Arte Contemporáneo 2011-2012





Una introducción a las relaciones arte-tecnología desde mediados del siglo XX hasta el momento actual. Discursos y teorías que promueven estas piezas: crítica a la sociedad de consumo, post-humanismo, ciberfeminismo…
Precedentes en las vanguardias. Análisis de terminología y técnicas, asociadas a las Artes Electrónicas: videoarte, videoinstalación, videodanza, holografía, performance multimedia, cine expandido, arte digital, computer art, net art… Y prácticas todavía poco consideradas en contextos académicos: animación, clip musical, videojuegos, publicidad creativa.

El discreto encanto de la tecnología - Artes en España

En este link se puede ver el video completo:
http://www.rtve.es/television/20100119/discreto-encanto-tecnologia---artes-espana/313043.shtml

VIDEO DEL AÑO 2009 --

A través de más de un centenar de obras de 65 artistas, la exposición enlaza el siglo XIII con el XXI. Son, sin embargo, los vínculos conceptuales y no los cronológicos o técnicos los que constituyen los nodos de conexión entre los trabajos, distribuidos por la comisaria Claudia Gianetti en cinco grandes ejes temáticos.

Theo Jansen /// Arte-Tecnología

Arte en Construcción /// Arte y Ciencia

1
http://youtu.be/WrqtMLYzpg0

2
http://youtu.be/w329Jc_ZH1Y

3
http://youtu.be/d7iKLTRfCck


Hyper Matrix /// Arte-Tecnología

martes, 9 de octubre de 2012

José Luis Barrios "Imaginación, símbolos o domesticación: políticas de la representación, mediaciones institucionales”


 José Luis Barrios "Imaginación, símbolos o domesticación: políticas de la representación, mediaciones institucionales"
Coloquio internacional mundo contemporáneo:Educación artística y cultura
28 de agosto del 2012, México, Aguascalientes, Ags.
Centro para el Desarrollo Cultural y la Educación Artistica  CIDCEA
Grabación y edición: La Agencia

viernes, 21 de septiembre de 2012

Cuauhtémoc Medina "Manifesta 9: una bienal como ensayo de mediaciones



Cuauhtémoc Medina "Manifesta 9: una bienal como ensayo de mediaciones"
Coloquio internacional mundo contemporáneo:Educación artística y cultura
28 de agosto del 2012, México, Aguascalientes, Ags.
Centro para el Desarrollo Cultural y la Educación Artistica  CIDCEA
Grabación y edición: La Agencia

jueves, 6 de septiembre de 2012

Carlos Villaseñor Anaya "Diversidad cultural y creatividad, en un mundo interconectado e interactivo"

-

Carlos Villaseñor Anaya "Diversidad cultural y creatividad, en un mundo interconectado e interactivo"
Coloquio internacional mundo contemporáneo:Educación artística y cultura
28 de agosto del 2012, México, Aguascalientes, Ags.
Centro para el Desarrollo Cultural y la Educación Artistica  CIDCEA

martes, 4 de septiembre de 2012

Carlos Antonio Aguirre Rojas "El mundo hoy: globalización o crisis terminal del capitalismo"

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Carlos Antonio Aguirre Rojas "El mundo hoy: globalización o crisis terminal del capitalismo" 
Coloquio internacional mundo contemporáneo:Educación artística y cultura
28 de agosto del 2012, México, Aguascalientes, Ags.
Centro para el Desarrollo Cultural y la Educación Artistica  CIDCEA

martes, 10 de julio de 2012

Arte: La vida como un sistema funcional /// Blanca González Rosas // Proceso 2012

Arte: La vida como un sistema funcional

De Rodríguez Bach. Foto: Especial
De Rodríguez Bach.
Foto: Especial
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Uno de los territorios más sorpresivos y frágiles del arte contemporáneo es el que vincula al arte con la ciencia y la tecnología. Oscilante entre la fascinación científica y la exploración tecnológica, la creación artística se percibe muchas veces no tanto como un ámbito autónomo, sino como un apoyo para la divulgación del conocimiento científico, o como una aplicación estética de herramientas tecnológicas. Relacionado comúnmente con las prácticas artísticas en medios electrónicos, este género creativo abarca campos cognitivos relacionados con la química molecular, la biología, la física, la robótica y las matemáticas.
En México, además de las poéticas relacionales de alto impacto mediático del internacionalmente reconocido Rafael Lozano-Hemmer, sobresalen algunas propuestas que se caracterizan por la conciencia humanista que las sustentan. Entre ellas, las obras de Ariel Guzik vinculadas con el ámbito ecológico y, en el contexto de imaginarios prehispánicos, las esculturas e instalaciones de Federico Silva Lombardo.
Apoyado financieramente por el Centro para la Evolución Química de la NASA/NSF en Estados Unidos, el artista Ignacio Rodríguez Bach (México, 1966) se suma actualmente a las estéticas científico-humanistas con un proyecto que tiene como objetivo proponer un marco conceptual que permita construir una teoría de la vida. Convencido de que lo importante no es definir el origen sino la identidad, el artista plantea que la vida es un sistema funcional de formas que se organizan y transmutan en diferentes estructuras. Para comunicarlo visualmente, el también conocido como Nacho Rodríguez presenta actualmente en el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México una narrativa curatorial que, bajo el título de De la forma a la función, integra obras escultóricas, pictóricas y mediáticas que fusionan los tres ejes que sustentan su propuesta: naturaleza, física y cultura.
Integrada en módulos o subtemas temáticos que abordan, a partir de metáforas, la transformación, destrucción y reorganización funcional de la materia, la muestra provoca la reflexión a partir de instalaciones lumínicas y objetuales, esculturas sonoras, pinturas, dibujos y gráficas digitales.
Convencido de que la materia se compone de formas esenciales que se destruyen y reconstruyen adquiriendo distintas funciones, Nacho Rodríguez inicia la narrativa evidenciando la similitud que existe entre la estructura química de la clorofila y la hemoglobina. Diferenciadas únicamente por los arrendatarios que las ocupan –plantas, animales o seres humanos–, estas estructuras en neón inician una historia artístico-visual repleta de sugerencias: la energía del soplo de la vida evocada a través de un recipiente para gasolina, la investigación creativa materializada a partir de lámparas y libros, la transformación constante de la materia evidenciada en proyecciones semiabstractas, la constancia del caos reflejada en un dado de siete puntos y la complejidad de la vida ejemplificada en la secuencia de círculos que remiten a una flor de loto.
Espléndidamente museografiada por el artista, la muestra carece de explicaciones que permitan descifrar el significado y contenido de cada una de las piezas. Lúdica y exageradamente críptica, la exposición, más que definir lo qué es la vida, cuestiona indirectamente la posibilidad de establecer relaciones entre la creación artística y el proceso cognitivo de la ciencia.

jueves, 5 de julio de 2012

Tania Bruguera //


Tania Bruguera (La Habana, 1968); una de las artistas cubanas de mayor reconocimiento. El monográfico propone un recorrido por sus proyectos más destacados, que son matizados por las declaraciones de la propia Tania, que nos concedió una entrevista en profundidad.

Considerada una figura internacional del arte de performance, y creadora del llamado "arte de conducta"; sus trabajos, en muchos casos polémicos, nunca dejan indiferente al espectador, e invitan a una reflexión sobre el presente.

Comenzamos la emisión con el análisis que hace la artista de los peligros que el abuso del "multiculturalismo" y del "exotismo" ha traído a la creación contemporánea, impidiendo a muchos creadores latinoamericanos separar su trabajo de estereotipos, que los mostraban bajo una lectura única. Al mismo tiempo, podremos contemplar algunas de sus primeras obras como EL PESO DE LA CULPA (1997-1999) o CABEZA ABAJO (1996-97). En concreto en Cabeza abajo (1996-97), Tania caminaba por encima de los asistentes: artistas, estudiantes y críticos, mientras los ataba, y les colocaba banderas, como si fueran territorios conquistados.

Pero tal vez uno de los aspectos menos conocidos de su teorización es su absoluto rechazo a la palabra "performance", que considera un anglicismo inaceptable y reduccionista; y a cambio, su creación del término "ARTE DE CONDUCTA", para reforzar la idea de "acción inserta en el día a día". En este punto, nos adentraremos en piezas como EL CUERPO DEL SILENCIO (1997-1998), GIORDANO BRUNO SANTO (2007), o en la impactante instalación: JUSTICIA POÉTICA (2003), que pudo verse en 2003 tanto en la Bienal de Estambul, como en la Bienal de Venecia: un pasillo tapizado con bolsitas de té usadas, entre las que se adivinaban pequeños monitores con imágenes de violencia y vejación.

Formación de Tania Bruguera

Deteniéndonos en su formación, la artista nos confesará su temprano interés por la política, tratando tal vez de resolver las contradicciones ideológicas que sufría desde joven con su padre, político de profesión; y de ahí, su preferencia por determinado arte de compromiso. Al hilo de estas valoraciones, veremos obras tempranas como ESTUDIO DE TALLER (1996); y sobre todo, algunas de sus acciones más políticas: como la serie EL SUSURRO DE TATLIN, entre otras. En su versión de 2008 para la Tate Modern, El susurro de Tatlin nos muestra a dos policías uniformados y a caballo, que utilizan las técnicas de los antidisturbios para controlar a la audiencia; y en el vídeo SOLO UNA PREGUNTA (2008), entrevista a ciudadanos americanos sobre la entonces reciente proclamación presidencial de Obama, para terminar reflexionando sobre el racismo en EE.UU.

Poco a poco, iremos comprendiendo su sutil forma de trabajar que entreteje lo personal con lo político. Y un magnífico ejemplo de esta estrategia es su conocido HOMENAJE A ANA MENDIETA (1988-1997).

Otro asunto que examinaremos con la autora es la importancia que en su obra adquieren los materiales como potentes proyectores de emociones. Baste recordar la carga emotiva del orgánico traje que viste en DESTIERRO (1998-1999); o esa enorme bandera tejida de cabello humano en la versión de la Habana Vieja de EL PESO DE LA CULPA (1997) en la que además, cuelga de su cuerpo un carnero degollado, mientras come tierra amasada con agua, emulando el ritual de suicidio de los indígenas frente a la invasión española.

Otro momento decisivo en su trayectoria es su traslado a EE.UU y el modo en que afronta trabajar paralelamente en dos sociedades tan opuestas como la estadounidense y la cubana. Tania nos comentará la esquizofrenia creativa que supone esta dicotomía, y analizará algunos proyectos realizados en EE.UU como EL ACUERDO DE MARSELLA (2006), concebido en colaboración con el artista J.Castro: un contrato legal, según el cual, el primero que muera cederá el cuerpo al otro para uso artístico.

Y paulatinamente, nos iremos adentrando en trabajos cada vez más comprometidos con la realidad social y política de los lugares donde se realizan. En la pieza titulada: 1968-1989 (2008) realizada en Polonia, sitúa a invidentes en uniforme militar, en espacios públicos ligados a acontecimientos de 1968 (ciudades capitalistas) o al socialismo (países ex-socialistas). En TALLER DE CONFIANZA (2007) para la Bienal de Moscú, invitó a los ciudadanos rusos a compartir su recelo hacia el funcionariado con un peculiar coordinador de taller: un ex agente de la KGB: buscando sanar las brechas generacionales; y en la reciente instalación HUELGA GENERAL (2010) para la exposición Dominó Caníbal de Murcia, propuso al visitante intervenir en los murales de la Iglesia donde se realiza el proyecto, con imágenes de propaganda política, reflexionando sobre la última huelga general en España.

Aunque la artista se defiende de los que la acusan de buscar la polémica en sus intervenciones, no hay duda de que algunas de sus acciones han sido muy discutidas. Podremos ver un fragmento de la comentada versión de EL SUSURRO DE TATLIN (2009) en La Habana, en la que situó un pódium con micrófono a disposición de los cubanos para que expresaran sus opiniones más allá de la censura; e imágenes de SIN TÍTULO (2009) en Bogotá, proyecto en el que tras concebir una mesa de debate sobre "los actores del conflicto colombiano" circuló cocaína entre los asistentes.

Pero tal vez su pieza más comentada de los últimos años sea AUTO-SABOTAJE(2009) que pudo verse en la Bienal de Venecia de 2009; en la que mientras Bruguera leía un manifiesto sobre su forma de entender el arte político, disparaba en su propia sien con una pistola real y cargada, siguiendo el juego de la ruleta rusa.

Los que crean que su obra ha llegado ya a un límite...difícil de continuar... no deben perderse las últimas declaraciones de la artista en las que nos confiesa que tras ser durante años la abanderada del arte político, siente que le ha llegado el momento de apartarse por un tiempo del arte, y pasar a la política activa.

viernes, 15 de junio de 2012

Anna María Guasch 'Dadaísmo & Arte Conceptual' en la Universidad de Navarra

Anna María Guasch, catedrática de la Universidad de Barcelona y crítica de arte, inauguró el ciclo 'Dadaísmo & Arte Conceptual', organizado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra y el Servicio de Actividades Culturales.
La experta impartió una sesión a los alumno titulada 'Acción, desmaterialización, concepto. Del Fluxus al arte conceptual', en la que repasó la obra de artistas como Marcel Duchamp, John Cage o Robert Rauschenberg, entre otros.

"El Fluxus nace como una alternativa al expresionismo abstracto y nunca fue un estilo ni un movimiento artístico", explicó. "Sin lugar a dudas, lo que más define esta tendencia son las acciones, que se desarrollan siempre en lugares secundarios. También tienen peso los objetos que emplean los artistas, que son siempre reales y nunca aparecen solos ni aislados".

lunes, 11 de junio de 2012

Carta de apoyo a los estudiantes del movimiento Yo soy 132

 posteado originalmente en: yosoy132cultura.wordpress.com

A los estudiantes del movimiento Yo soy 132

by yosoy132cultura

Esta es una carta de apoyo. Los firmantes somos más de 500 personas que trabajamos en el ámbito del arte y la difusión cultural. Hemos constatado con asombro la valentía y el entusiasmo con el que se han enfrentado a algunos medios de comunicación abusivos y deshonestos, especialmente a Televisa. Reconocemos un nuevo espíritu de libertad en una juventud que muchos juzgaban frívola, apática y desinformada. Admiramos la inteligencia de su primer comunicado, que suscribimos en su integridad.
En México hay millones de personas que sufren a diario la corrupción y la ineptitud de los gobernantes, la voracidad de la oligarquía empresarial, la crueldad de los delincuentes y la inercia de un sistema de impartición de justicia rotundamente disfuncional. Ustedes han dado un ejemplo de solidaridad con todas esas víctimas del desamparo cuando se rehusaron a guardar silencio y cuando se defendieron contra la construcción de una mentira. De manera inusitada el movimiento yo soy 132 nos ha recordado que la apatía es complicidad.
Ya escuchamos a los déspotas de siempre. Acusan a los estudiantes de falta de realismo. Pero lo que no es realista es seguir en este camino de desidia y destrucción. Les pedimos que no interrumpan su esfuerzo por cambiar lo que a todas luces no funciona. No nos corresponde dar consejos, simplemente ofrecemos nuestra ayuda y los animamos a seguir luchando con el ímpetu y la creatividad que ya han demostrado.
¡Nosotros también somos 132!  
si quieres sumar tu firma, pon tu nombre y a qué te dedicas en un comentario a esta entrada
para ver la lista completa de firmantes, haz click en la fecha. Firmas actualizadas diariamente.

Homero Fernández, promotor cultural
Abraham Cruzvillegas, artista
Laureana Toledo, artista visual
Juan Carlos Reyna, escritor y músico
José Kuri, galerista
Heriberto Yépez, escritor
Sofía Táboas, artista
Eduardo Abaroa, escultor
Helena Chávez Mac Gregor, curadora y profesora
Itala Schmelz, crítica de arte y curadora
Ilan Lieberman, artista
Vivian Abenshushan, escritora y editora
Luigi Amara, escritor
Gabriel Kuri, escultor
Ana Marimón Driben, escritora y traductora
Melanie Smith, artista
Edgar Hernández, promotor cultural
Guillermo Santamarina, curador, profesor, artista conceptual

Rubén Gutiérrez, artista
Magali Arriola, curadora
Mario García Torres, artista
María Inés Rodriguez, curadora
Mauricio Rocha, arquitecto
Jessica Berlanga, curadora y crítica de arte
Inbal Miller Gurfinkel, promotora cultural
Francisco Reyes Palma, historiador de arte y curador
Artemio, artista
Damián Ortega, se ponen inyecciones
Isadora Hastings, arquitecta
Manuel Rocha Iturbide , artista sonoro y compositor
Taiyana Pimentel, curadora
Kizza Terrazas, cineasta y escritor
Enrique Jezik, artista
Tania Candiani, artista
Cristian Manzutto, productor
Alejandro Ortiz González, escritor
Astrid Velasco Montante, editora y escritora
José Luis Barrios, filósofo, curador y teórico de arte
Paola Santoscoy, curadora
Pedro García, arquitecto
Sandra L. Gutiérrez Hordóñez, bailarina, coreógrafa, fotógrafa y madre
Néstor Quiñones, artista plástico y trabajador de la cultura
Cuauhtli Jiménez Vargas, actor
Ana Clavel, escritora
Claudia Rodríguez Borja, diseñadora y editora
Marcela Armas, artista
Alfonso Morales Carrillo, editor y curador
Ilana Boltvinik, artista y profesora
Emiliano García Canal, profesor
Jerónimo Hágerman, artista
Antonio Fernández Ros, compositor
Sebastián Romo, artista
Roberto de la Torre, artista
Oswaldo Ruiz, artista
Samuel Morales, investigador y educador de arte
Claudia Fernández, artista plástico
Brenda Lozano, escritora
Daniel Guzmán, artista visual
Mónica Cervantes, coleccionista
Rocío Cerón, poeta
Gabriel de la Mora Centeno, artista visual
Hayde Lachino, investigadora, gestora cultural
Isela Mora, fotógrafa
Liliana Quintero Álvarez Icaza, investigadora en arte y medios
Ramón Outón, fotógrafo
David Miranda, artista y curador
José Springer, crítico de arte
José Arturo Elizondo Amador, pintor
Miguel Monroy, artista
Begoña Morales, artista
María Bostock, gestora cultural y arquitecto
Manuel Marín, artista plástico
Enca Alcolea, bióloga
Cecilia Vázquez, artista y docente universitaria
Sol Henaro, curadora
Alan Page, escritor
Patricia Arreaga, cineasta
Ariadna Ramonetti Liceaga, curadora y gestora cultural
Xavier Escárcega, productor, editor y gestor cultural
Micaela de Bernardi, arquitecta
Marcos Límenes, artista visual
Paulina Parlange, bióloga
Héctor Baca, editor y escritor
Iván Baca, poeta
Laura Quintanilla, artista
Edgar Mena, docente y poeta
Jesús Jiménez, artista
Pablo Jiménez Luz, fotógrafo
Alfredo De Stefano, artista
Naief Yehya, escritor y periodista
Coral Revueltas y Valle, artista visual
Diana María González, artista visual
Gabriela Jáuregui, escritora y editora
Monica de la Torre, poeta
Bruce Pearson, artista
Verónica Gerber, artista visual que escribe
Mariana Delgado, productora e investigadora
Andrea Torreblanca, curadora
Alejandro Tarrab, escritor
Manuel Mathar, pintor
Arcángel Constantini, artista
Rolando Flores Tovar, artista (tercerunquinto)
Gabriel Cázares Salas, artista (tercerunquinto)
Julio Castro Carreón, artista (tercerunquinto)
Alejandro Espinoza, escritor y artista visual
Elisa Ramírez Castañeda, escritora
Gabriela Galindo, arte gráfico
Marco Barrera Bassols, museógrafo
Patricia Sloanne, curadora
Ana Paula Rosales, escritora e ilustradora
Luis García Rodríguez, director de fotografía
Myriam Moscona, poeta y periodista
Iván Ruiz, investigador
Sarah Minter, artista visual y cineasta
Aisel Wicab, artista y promotora cultural
Gonzalo Soltero, escritor
Luciana Kaplan, cineasta
Marcela Sánchez Mota, escritora y artes escénicas
Gerardo Segura, escritor y editor
Rodrigo Valero-Puertas, fotógrafo
Miriam Mabel Martínez, editora y escritora
Juan Iván González de León, artista visual
Eduardo Olivares Martínez, fotógrafo y académico
Diego Teo Artista visual, profesor de artes
Ana Lucía Aguilar, promotora cultural
Eduardo Rubio Elosúa. historiador de arte y artista plástico
Antonio Gritón, artista visual
Rosario Guillermo, artista
Viviana Kuri, historiadora y curadora
Arturo Ortiz Struck.  arquitecto y artista
Betsabeé Romero, artista visual
Mariana Botey, Historiadora de arte
Paulette Jonguitud Acosta, escritora.
Otto Cázares,  pintor, ensayista, comunicador de radio
Tania Osorio Harp,  arquitecta
Yvonne Dávalos, creación de videojuegos
Wenceslao Bruciaga, periodista, cronista, escritor
Javier Astorga Escultor
M. Deni Reye Broch, mamá, diseñadora
Bricia Navarro Fonseca, artista visual
Yulene Olaizola – Directora y productora de cine
Alex Dorsfman, artista visual
David Michan, cineasta
Hugo Lugo, artista visual
Aurora Suarez Boldu, ceramista
Angeles Alonso Espinosa, antropóloga
Iván Abreu Ochoa, artista y programador
Lucía Prudencio Núñez, artista
Edgar Orlaineta, artista plástico
Mireida Velázquez, curadora
Tania Aedo, investigadora, gestora cultural
Marina Meyer,  psicoanalista
Octavio Patiño García. editor, ensayista, poeta.
Ernesto Peñaloza, curador y fotógrafo
Silvia Gruner, artista visual
Mariana Nuñez Guerra,  psicoanalista y promotora cultural
Gabriel Navarro Parraud, músico
Sara Schulz, editora
Gustavo Peña, cine
Aurora Fernández Cornejo, psicoanalista
Guillermo Espinosa Estrada, escritor
Fernando Escobar, artista e investigador
Octavio Moctezuma, artista
Paola Velasco, escritora
Alejandra Olvera Avila, escritora
Alejandro Gerber Bicecci, cineasta
Elisa Navarro Chinchilla, animadora
Gerda Warnholtz Brito, conservación del patrimonio cultural intangible mexicano
Rodrigo Valero-Puertas, fotógrafo
Esthel Vogrig, Coreógrafa
Miriam Velasco Pablo, latinoamericanista
Alejandro Gerber Bicecci, cineasta
Claudia Monterde, investigación cultural
Nelsa Farrugia, promotora cultural
Édgar Castelán, actor y director de escena
Luis Hernández, actor y escenógráfo
Jesús Benítez, actor y comunicólogo
Laura Rosas, productora y trabajadora social
Yazell Novaro, actriz y psicóloga
Marco Vargas, artista visual
José Vicente Anaya, poeta y periodista
Héctor de Anda, artista
Inge Lechner, arte y communicación
Amaya Escalera, artista plástica
Emilio Valdés, artista
Alejandro Guzmán Alvarez, cineasta
Aisel Wicab, artista y promotora cultural
Manuel Trujillo, cineasta
Jonathan Aldana Mena, artista gráfico
Carlos Bernal Mata, artista plástico.
Carla Faesler, poeta
Alfonso Vadillo Bello, profesor
Paulina Millán Historiadora de Arte
Jimena Schlaepfer artista plastica
Magali Lara, artista visual
Celia Moreschi López, artista
Marcela Cauduro Costabile,  maestra en historia del arte
Blanca Dorantes, artista
Rosa M Olivar promotora cultural, arte popular
Israel Rodas, escritor y maestro de español como lengua extranjera
Dr. Alberto Darszon, investigador
Saúl Hernández-Vargas, artista visual y editor
Jo Ana Morfin, conservadora-curadora
Bela Limenes, fotógrafa
Alfonso Herrera Peña, cineasta
Yves Bernard, joyero
Ricardo Trabulsi, fotógrafo, docente
Arturo Vázquez Barrón, traductor literario
Nacho Maldonado Martínez, médico psiquiatra
Gabriela Conde, escritora
Jorge Wade Contreras, realizador, productor
Susi W. Ramírez Peña, historiadora
Eric Pérez, pintor
Laura Gamboa,  artista visual
Roberto Barajas, filósofo y curador
María Rosas, escritora y radialista
Barbara Hernandez, empresaria
Alejandra Labastida, curadora
Karen Cordero, historiadora del arte y escritora
Ana Gojman, pintora
Azucena Germán, escultora
Neli Ruzic,  artísta visual y docente
María José Cuevas, diseñadora y documentalista
Maria del Carmen De Lara, directora de cine y video.
Teresa Candela, pintora
Renata  Wimer, artista escénica y promotora cultural
Paulina Bravo, historia del arte y promotora cultural
Fernanda Soler, artista y promotora cultural
Mario Mostro, artista
Erick Meyenberg, artista
Ari Alvarez, comunicólogo
Daniela Wolf, curadora y gestora cultural
María Marines De Mária Campos, estudiante de maestría en historia del arte
Diego Matthai, arquitecto, diseñador, artista
Lola Sosa Valdés, artista visual
Margarita Georgina Posada, artista visual-docente
Jorge Basurto, artista
Catalina Holguín Holguín, fotógrafa
Arturo Marruenda, artista
Naomi Rincón Gallardo, artista visual y maestra
Mireia Artís, mujer y, por lo tanto, ama de casa
Cristóbal Riestra, galerista
Mónica Castillo, artista visual, profesora
Adriana de Teresa Ochoa,  profesora
Gabriela Breña, promotora cultural
Gabriela Gutiérrez Ovalle, artista
Ander Azpiri, artista
Alberto Anaya Adalid, cinefotógrafo
Marisol Pardo Cué, historiadora del arte
Antonio Reina, editor
Andrea Borbolla, maestra de yoga y cineasta
Víctor Jiménez M., arquitecto, escritor
Carlos Aragon, actor
Rocío González, escritora y profesora universitaria
Alicia García, arte y educación
Eduardo Milán, poeta
Emanuel Tovar, artista
Julio García Murillo, artista y curador
Leticia García, traductora
Lourdes Valdivia Dounce, filósofa
Isa Carrillo, artista
Arturo Miranda Videgaray, artista visual
Alejandro López Saldaña, artista
Yvonne Venegas Percevault, fotógrafa
Leticia García, traductora
Guadalupe Sánchez Sosa, artista visual, animadora
Nuria Gómez Benet, escritora, guionista
Viviana García Besné, documentalista
María González de Castilla Gómez, percusionista y bailadora de son jarocho
Saúl Kaminer, pintor, escultor
Félix Vergara, docente y editor
Calixto Ramírez, artista plástico y visual
Elena Somonte, artista
Roberto Eibenschutz, arquitecto
Alberto Vital, escritor
Pablo S. Dakán, pintor
José Miguel Barajas García, escritor
José Antonio Lendo, cinefotógrafo
Galia Eibenschutz, artista
Carolina Politti, actriz
Beatriz Russek, diseñadora y artista plástica
Eusebio Bañuelos, artista visual
Maj Brit Jensen, artista visual
Humberto Duque, artista visual
Adriana Maurer Walls, Directora Fundación Alumnos 47
Ricardo Atl Laguna Ramírez, escultor y artista visual
Marcos Castro, artista
Alma Karla Sandoval, escritora
Kenia Cano, poeta
Ivonne Kennedy, pintora
Jonathan Hernández, artista visual
Alejandra Zermeño, artista
Ernesto Pardo, cineasta
Elia Andrade Olea, artista visual (colectivo Fuentes Rojas)
Sonia Romero, diseñador
Arturo Márquez, compositor
Monica Villegas, Directora Centro Cultural La Curtiduria AC, Oaxaca
Demian Flores, artista
Rafael Rodríguez Castañeda, editor
Raul Ortega Ayala, artista
Martha Papadimitriou, actriz y directora de arte
José Castro Leñero, artes visuales
Ana Lucía Aguilar, promotora cultural
Engracia Martinez, artista
Alicia Moreno, artista
Rodrigo Márquez Tizano, escritor
Cosme Alvarez, poeta
Alfredo Mora, artista
Moisés García Nava, artista y docente de artes plásticas
Edgardo Aragón, artista
Isaac Torres, artista
Carla Rippey, artista visual
Carlos E. Palacios, curador
Helena Braunstajn, investigadora de arte
Josefa Ortega, curadora
Rafael Balboa, artista visual y cineasta
Benjamin Mayer Foulkes, psicoanalista
Inna Payán Stoupignan, productora de cine
Leon Larregui, musico
Juan Patricio Riveroll, escritor y cineasta
Aki Itami, artista
Leonel Sagahón, diseñador gráfico
Halim Matouk Rangel, ingeniero químico
Hugo Kienlhe, Director Arteven
Emelina Paniagua Roldán, artista plástica
Lourdes Asiain Córdoba, editora
Juan Carlos Cano, arquitecto
Tatiana Lipkes, escritora y editora
Amanda Schmelz, actriz y maquillista
Gabriela Martínez y M, artista
Flor Aguilera G., escritora
Ximena Labra, artista
Martín Olivera,  pintor
Brenda J. Caro Cocotle, profesora y museóloga
Guillermina Guadarrama Peña, investigadora de Arte
Fritzia Irizar Rojo, artista
Carlos San Juan Victoria, historiador
Mariana Magdaleno, artista plástica
Iván Rubín, artista
Claudia Janneth Chapa Garcia, médico
Yutsil Cruz, artista visual y curadora
Alejandra Victoria Muñoz Contreras, artista visual, maestra de arte, difusora cultural
Anibal Catalán, artista
Andres Arredondo, artista
María Rodríguez Cruz, artista plástica
MariT, artísta plástica
Janice Alva, museógrafa y artista visual
Ema Villanueva, activista, performancera y partera
Gala Guepardo, pintora
Gustavo Arroniz, promotor
Victor Zamudio Taylor, curador, asesor arte, escritor
Liliana Cifuentes, fotógrafa
Gustavo Prado, curador y docente
Fernando Frías, cineasta
Mónica Herrera, artista
Rocío Sagaón Bocanegra, bailarina, coreógrafa y ceramista
Nina Menocal, galerista arte contemporáneo
Samanta Buelna, abogada
Yunuen Maldonado, historiadora del arte
Matilde Breña, docente
Guadalupe Valle, promotor cultural
Alejandra Gómez Colorado, antropóloga
Juanjose Rivas, artista
Ana Terán, escritora
Paul Czitrom Baus, fotógrafo
Abraham Vallejo, actor
Diego Zavala, artísta visual y músico
Ana Ortiz Herrasti, actriz
Maria Ezcurra,  artista
Jésica Elizondo, artista, diseñadora de iluminación escénica
Fabiola Torres-Alzaga, artista
Carmen Serra, biología cultural
Marisol Fernández Alonso, ilustradora, artista gráfica, joyera, arte digital
Francis Alÿs, artista
Franco Aceves Humana, artista
Susana Gómez, artista
Adrián Procel, artista
Diana Sánchez Rodríguez, Bailarina y coreógrafa
Catalina Juárez Oechler,  promotor cultural
Paulina del Paso, artista audiovisual
Gerardo Bravo Garcia, artista visual
Nirvana Paz, artista
Esmeralda Torres, pintora
Joaquin Segura, artista
Gabriela Gullco, bailarina
María Antonia González Valerio, filósofa
Miriam Mabel Martínez, editora y escritora
Juan Iván González de León, artista visual
Danna Levin, historiadora, antropóloga y gestora
Mauricio Alejo, artista
Eduardo Cervantes, artista
lizette arditti pintora
Héctor Bourges Valles, integrante de Teatro Ojo
Susana Santoyo, artista
Claudia de la Torre, artista visual
Luis Ricaurte, artista
Rafael Lozano-Hemmer, artista
Sergio Carbajal, gestor y promotor cultural
Daniela Tarazona, escritora
Daniela Hernández Chong Cuy, abogada en derechos humanos
Olga Gutiérrez, artista
Valeria Farill, manager de arte
Alessandro Raveggi, escritor y refugiado en México
Jesica López Sol, consultora en turismo cultural
Juan Encinas, arquitecto
Valentina Jager, videoasta
Elisa Miller, cineasta
Hugo David Uriarte Bonilla, Economista
Lorena Crenier, editora
Lourdes Villagómez, directora y productora de animación
Marcela Dávalos, historiadora
Yunuen Maldonado, historiadora del arte
Francisco González Tejada, escritor inédito
Claudia Chapou, artista plástica
José Manuel Rodríguez Ramírez, diseñador industrial y promotor cultural
John Mraz, curador y cineasta
Julieta Egurrola actriz
Juan antonio Castañeda Arellano, profesor universitario
Alicia Martínez Álvarez, directora y pedagoga teatral
Carolina Sánchez Vázquez. Fotógrafa
Erick del Castillo Bandala, artista visual
Maribel Portela, escultora
Patricia Rivas, creadora escénica
Claudio Kaim, escritor
Armin Keller, artista plástico
Alberto Castro Leñero pintor y escultor
Clarisa Moura,  diseñadora y gestora cultural
Andres Arredondo, artista
Yoame Escamilla, cineasta
Begoña Inchaurrandieta, promotora cultural
Carlos Ortega, comerciante
Alejandro Hernández Gálvez, arquitecto
Lorena Peña Brito,  curadora y promotora cultural
Eduardo Mosches, poeta
Cecilia Delgado, curadora
Raquel V. Pensamiento Guzmán, tallerista de escritura
Bárbara Perea, curadora y crítica de arte
Pablo Soler Frost, escritor
Olivia Rojo, artista
Dra. Hilda Irene Cota Guzmán, profesor, investigador
Isela Vega, actriz
Kenya Bello, traductora, socióloga e historiadora
Samara Guzmán Fernández, artista visual
Marie-Christine Camus, artista visual y docente
Luisa Fernanda Gutiérrez Medina, artista visual
Ofelia Medina, actriz
Begoña Lecumberri, productora
Ana Laura Nettel, profesora de derecho
Sofía Ayala Cota, terapeuta sistémica
Emmanuel Albarrán Rueda, profesional de museos
Carlos Blanco, fotógrafo
Denise Hellion, antropóloga
Salvador Jacobo Torres, artista visual
Luis Vargas Santiago, historiador del arte
Américo Larralde, escritor
Gabriel Nagore Cárdenas, productor audiovisual
Claudia Infante, profesora, investigadora
Cecilia Colón Hernández, escritora y profesora
Gustavo Pérez, ceramista
Fernando Becerril, actor
María Lipkau, músico
Teresa Ruiz, actriz
Eduardo Clavé, periodista
Anaí López, escritora
Rocío Montoya, artista e investigadora visual
Rigoberto Reyes Sánchez. teórico de arte latinoamericano
Daniel Gimenez Cacho, actor
Laura Chenillo, artista visual
Pilar Morales, literata
Boris Viskin, artista plástico
Carla D`Alessandro, maestra y mamá
Alicia Lozano, museógrafa
Andrea Manuel, diseñadora de vestuario
Mario Iván Martínez, actor
Javier Hinojosa, escultor
Beatriz Piña, psicoanalista
Ireri de la Peña, fotógafa
José Jiménez Ortiz, artista visual
Laura González Matute, historiadora del arte y curadora
Alessandra Pérez-Cirera, mercadóloga, publirelacionista
Javier Peñalosa, escritor
Katia Castañeda, artista
Dunia López, psicóloga
Alberto Mar, director
Virginia Ruano, editora
Federico Martínez Montoya, artista
Fabiola Menchelli Tejeda, fotógrafa y artista visual
Juan Pablo Anaya, ensayista y profesor
Antonio Machuca, sociólogo
Leopoldo Best, Videasta
Marina Boido, actriz
Eugenia Otto, escritora
Susana Castro, terapeuta
Ernesto Lumbreras, escritor
Dulce Villasana, artista visual
Gustavo Artigas, artista visual
Claudia Pérez Pavón, artista plástica
Julia y Renata Franco, diseñadoras
Enrique Serrano Carreto, antropólogo
Héctor Zamora, artista
Laura Herrera Serna, investigadora
María Elena Rodríguez López, actriz
Jaime Kuri Aiza, cineasta
Antonio Villalba Quijano, documentalista
Stefano Menchelli, arquitecto
Lorena Alcaraz , fotógrafa
Coco González, mujer de artista y cocinera
Adela Goldbard, artista
Enrique Márquez Abella, @kiktramp, promotor cultural y fotógrafo
Angel Quintana, estilista y asistente en teatro
Ana Garduño, historiadora del arte
Margarita Santillan, bailarina
Roberto Sosa Martínez, actor
Daniel Alejandro Mojica Gopar, estudiante de artes plasticas
Mariana Salazar, escritora
Diego Espinosa, percusionista
Aurora Flores Olea, profesora, investigadora
Andrés Padilla Domene, artista
Nicolas Pereda Cineasta
Rubén Albarrán (vocalista de Café Tacvba)
Pedro Escapa. artista
Magali Boysselle Hernandez, actriz
Ruy Rodríguez Naime,  fotógrafo
Javier Velázquez, director de teatro
Edgar Cobián Vázquez, artista
Alicia Ahumada, fotógrafa
Magali boysselle, actriz
Patricia Belmar Casso, bailarina, profesora
Olga Durón Viveros, guionista y productora de radio
Ziuhtei Erdmann García artista plástico y director de arte
Graciela Romero, asesora editorial
Alfonso Zárate,  artista  visual
Juanpablo Avendaño Avila, diseñador y artista
Sidharta Ochoa, escritora
Ulises Mora, artista y profesor
J. Bernardo Arcos Mijailidis, director y productor
Jorge Morenos, músico
Maris Bustamante, artista no objetual
Gabriela Ortiz Torres,  compositora y profesora
Laura Furlan, artista
Julio Carlos Ramos Zapata, director de cine
Tatiana Falcón, historiadora, restauradora
Elena Castañón, terapeuta
Larissa Andrade, escritora
Ana Montiel, promotora y productora cultural
Patricia Gamboa, directora de Promotora Cultural FG
Juan Encinas, arquitecto
Iñaki Ertze, ingeniero MBA
Beatriz Avila
Maríaluisa I. Erreguerena, actriz
Alberto Chimal, escritor
Monica Hoth dramaturga y promotora
Daniela Evia Duarte, académica
Haydée Girón, diseñadora
Gerardo Monsiváis Flores, artista visual y músico
Mónica Dower, artista
Santiago Espinosa de los Monteros, curador independiente
José Antonio Velueta médico veterinario
zootecnista
Sergio Acosta, músico
Andrés R. Gutiérrez, académico
Elena Román, gestora cultural y productora ejecutiva en artes escénicas
Clarisa Moura, diseñadora y gestora cultural
Nadia Moreno Moya, historiadora de arte
Mónica P. Mayer, artista visual
Víctor M. Lerma, artista visual
Maira Setién García, jardinera, pintadora y comerciante
Guillermo Monteforte
Bertha Iñiguez, servidor público, secretaría de cultura del GDF
Jaime Reynoso, cinefotógrafo
Tania Ximena Ruiz, artista
Jorge Castellanos, turbocubista
Naomi Rincón Gallardo Shimada, artista visual y docente
Francisco Alvarez Quiñones, escritor, traductor, poeta, promotor cultural
Alejandra Iñigo, soy ceramista y pintora
Claudio Lafarga, actor
Alejandro Gerber Bicecci, cineasta
Amanda de la Garza, curadora
Fernanda Soler Riva Palacio, artista visual y promotora cultural
Jaime C. Ruiz Torres, músico
Rubén Enoc Gómez Juárez, escritor, productor
Héctor García Chavero, promotor cultural
Jimena  Gimenez, musicosophia
Cynthia Martínez Benavides, artista visual
Leticia Gamboa Ojeda, historiadora
Teresa Rovalo, arquitectura/artes plásticas
Paz A. Amézquita C., pintora
Fernando Mendoza Vázquez, analista, lector y escritor
Abel Ramirez Aguilar, escultor
Rodrigo Ordóñez, cineasta
Mariana Gruener, artista visual
Raúl Bretón, teatrista
Héctor Aguilar Farías, músico
Gloria Maldonado Ansó, curadora y promotora cultural
Gabriela Galván, artista
Rosalba Aguijosa Castellanos, guionista de TV
Christian Camacho Reynoso, artista
Leonardo Ramírez, curador y artista
Norma Angélica Pérez, fotógrafa e historiadora de arte
Hugo Solis , artista
Mónica Raya, arquitecta
Jimena Fernández,
Catalina Juárez Oechler, promotora cultural
Surya Macgrégor, actriz
Ursula pruneda, actriz
Rafael León, actor
Luis Carrera-Maul, artista visual
Eduardo Limón Olavarrieta, músico
Oscar escalante, ruidista
Isabel Fernández Tejedo, Dra en historia
Mariana Munguía Matute, promotora
Humberto Ramírez, artista
Enrique Ramírez, artista
Viviana Ramírez, artista
Eunice Lara, escritora y promotora cultural
Luis Rodrigo Medina, pintor, escultor
Emmanuel Ontiveros, músico, compositor, gestor cultural
Leonardo Marquina Vudoyra, músico
Valentina Rojas Loa, curadora
Antonio Turok, fotógrafo
Jonathan Aldana Mena, Artista Gráfico
Jeancarlo Aldana, Fotógrafo y Periodista
Aurea L. Quesada V., artista
Marilo Carral, artista plástica, diseño de joyería
Mariana Silva, cineasta
Claudia Burr, escritora
Anna Saracco, comunicóloga
Carmen Bueno, exalumna y profesora de la Ibero
Claudia Cabrera L., traductora literaria
Daniela Wolf, curadora y gestora cultural
Esperanza Emilia Escamilla, promotora
Fernando Valadez, dramaturgo
Luis Carlos Hurtado, artista
Julieta Giménez Cacho, gestora cultural
Roque Aguilar Macías, artista visual
Beatriz Amézquita, león, académica de ciencias sociales
Marta García Renart, pianista, docente y compositora
Nefertiti Salazar
Felipe Galván, dramaturgo/docente universitario
Leonardo Heiblum, compositor
Elami Ortiz-Hernán Pupareli, profesora
Daniela Rossell, artista
Gabriel Wolfson, profesor y escritor
Miguel Castro Leñero, artista visual
Amanda Ruiz Méndez, arquitecta, vestuarista
Ingrid Suckaer, crítica de arte y curadora
Alberto Argüello Grunstein, investigador de artes visuales
Ligia Garcia, actriz
Tania Mena Bañuelos, historiadora y promotora cultura
Mario A. Revilla,  profesor
Manuela Alvarez, fotógrafa
Sandra Reyes, coordinadora editorial
Laura Bety Zagoya Ramos, arqueologa
Gilberto Esparza, artista
Isaac Contreras, artista,
Héctor Alejandro Holten Utrilla, actor
Emiliano Villanueva Rabotnikof, fotografo
Marco Liramark, actor, productor teatral
Gabriela Gullco, bailarina profesional de danza contemporánea ¿?
Bertha Iñiguez, Servidor Público Secretaría de Cultura GDF¿?
Patricio Villarreal Avila, Teatrista
Guillermo Diaz Madrid, promotor cultural en Iztapalapa
Daniela Libertad, artista
Armida Zepeda, escritora y editora
Valentín Arias Flores, actor y gestor cultural
Haydee Rovirosa, promotora de arte, mitóloga
Beatriz Barros Horcasitas, editora
Lorena Wolffer, artista y activista cultural
Ana Maria Sánchez, Historiadora dela arte
Jorge Mendez Blake, artista
Jose Garcia Torres, galerista
Ana María Minna, historiadora de arte
Elena Fortes Acosta, promotora Ambulante
Ma Engracia Vallejo, asesora educativa de museos
Javier Ramírez Limón, artista visual
Ina Velasco, violoncellista y docente
Salvador Quiroz, museógrafo, artista, arquitecto, diseñador y empresario
Felipe Gómez Antúnez, editor
Mara Checa, pintora
Alfonso Zárate,  artista  visual
Armando Mtz. Venegas, músico, grabador y maestro impresor
María del Carmen De Lara Rangel, directora de cine y vide
Arturo Villegas, promotor cultural
Eunice Adorno, fotógrafa
Carolina Espinosa Caballero, directora de arte
historiadora
Javier Areán, artista
Berenice Manjarrez Vericat, industria fílmica, dirección y producción
Mariana Silva – Cineasta
Ilse Orozco Corona, artista, bailarina, actriz, canante
Andrés Ize Psicoanalista y asesor de escritura
Alessandra Pérez Cirera, mercadóloga publirelacionista
Javier Peñalosa, escritor
Katia Castañeda, artista
Diego Jáuregui, actor
Katya Brailovsky, fotógrafa
Yareli Arizmendi, Actriz y Escritora
Sergio Arau, Artista Multi-Indisciplinario
Miguel Fernández, artista
Javier Areán, artista
Male Hope, psicóloga, profesora, traductora
Rafael Balboa, artista visual y cineasta
Juanpablo Avendaño Avila, diseñador y artista
Cecilia Noriega Orozco, artista visual multidisciplinaria
Rodrigo Guajardo, poeta y escritor
María Fernanda Barreiro Adame, escultura
Valeria López, pintora y filósofa
Estela Enríquez Basurto, teatro
Jeanette Russ, editora cine/video y guionista
María Stoopen, profesora e investigadora
Beatriz Orosco, psicoanalista
Karina Esparza Zavala, promotora Cultural
Jezreel Salazar, escritor
Nunik Sauret Rangel, pintora
Ana María Maqueo profesora, autora de varios libros
Elena Barrié, psicoanalista
Carmen Limón, guionista y trabajadora de la radio universitaria
Claudia Zoreda, escritora, traductora
Lucia Sanroman, curador arte contemporáneo
Patricia Benítez Muro, productora ejecutiva de Tv y documentales,diseñadora gráfica, titiritera
Flora Botton-Burlá, traductora y profesora universitaria
Felice Hubbard, profesora
Edward Kistler, músico
Armando Beltrán, coleccionista
Abel Benítez, profesional del arte (artista)
Erik Archundia, Actor
Alex Zazá, músico
Leticia Valenzuela Gómez Gallardo, actriz, locutora, payasa
Isabel Stivalet Barros, consultora en museos
María Cristina Valero Rosell, artista plástica
Eugenia Belden Rangel, escultora
Cecilia Martínez Garza, artista visual
Jorge Yázpik, artista
Ana María Fabre y Del Rivero, psicoanalista
Rodrigo de Oyarzabal, programador musical
Gabriela Ávila, pedagoga
Jorge Alfonso Gordillo González, artista plástico y promotor cultural
Claudia Tapia Castelo, promotora cultural y galerista
Yolanda Caballero, diseñadora gráfica
Gina Aréchiga, fotógrafa
Nube Valbuena, artista
Christian von Wissel, arquitecto urbanista
Vanessa Enriquez, artista visual y diseñadora
Att. Lucila Villa P., maestra de tiempo completo y promotora cultural
Pedro González Rubio, cineasta
Ana Lara, compositora
Anna Kurtycz, artista
Gibrán Viradi Ramírez Portela, escritor.
Claudia Benítez García, escritora
Jesús Francisco Conde de Arriaga , escritor y editor
Mónica Mateos Vega, periodista cultural
Juan Carlos Rulfo, cineasta y padre de familia
Lucina Jiménez, Antropóloga, especialista en políticas culturales
Susana Dato, psicoanalista, música
Carlos Cuarón, cineasta
Luis Adán Zayas Castillero, cineasta
Lillian Liberman, cineasta
Héctor Alvarado, escultor
María José de la Macorra, artista visual
María Sugawara Muro, arqueóloga
Juan Antonio Perujo Cano,  editor
Leticia Vieyra M. artista plástica
Eduardo Vázquez Martín, poeta
Alejandra García, académica
Fernando Llanos, artista visual
Isabel Gutiérrez Hdz., polítóloga
Maria Fernanda García Allende, poeta
Eva Gómez Suárez, gestora Cultural
Andrea Fuentes Silva, editora
Lucia Cavalchini, gestora cultural
Jesús Pimentel Melo, cineasta
Ricardo Cázares, poeta, traductor y editor
José Luis Sánchez Rull, pintor, maestro
Elías Marín Govea, escritor
Alcira Fridman, guionista
María del Carmen De Lara Rangel, directora de cine y video
Emelina Paniagua Roldán, artista
Dulce N. Moreno R., historiadora del arte
Emi Kamata, maquillista profesional en publicidad y cine
Roxana Elvridge-Thomas, poeta
Vladimir Zambrano, diseñador gráfico, ilustrador
Jacqueline Blanca Bribiesca, actriz y profesora de actuación
Nelson Rendón Carmona, escritor incipiente
Alicia García Bergua, soy poeta, ensayista y divulgadora de la ciencia
Marla Janette Martínez Villarreal, soy gestora cultural
Alex Merigo, profesor universitario
Irene Bonilla, ingeniera ambiental
Gustavo Rodriguez Quintal  profesor y poeta
Taro Zorrilla, arquitecto y documentalista
Adriana Durán, pedagoga y gestora cultural
Florencia Sandoval, bailarina y actriz
Constanze Martens, arquitecta
Begoña Zorrilla, artista
Adriana Durán, pedagoga y gestora cultural
Aurora Noreña, escultora e investigadora visual
Oddet Russ, psicóloga, ama de casa
Ileana Gordillo promotora artística
Octavio Avendaño Trujillo, curador y crítico de arte
Magaly Ascencio, fotógrafa
Francisco Castro Leñero, pintor
Clara Luz Villanueva Aguilar, Psicoterapeuta
Carla D`Alessandro Maestra y mamá
Luis Felipe Ortega, artista
Andreah Martinez Medina, dibujante & artista plastica
Magaly Cruz de Nicolás,  curadora y gestora cultural
Jorge Orozco Watson, cineasta y videoasta
Eduardo González Ibarra, documentalista y maestro
Laura Lozano, promotora cultural
Lorena Mal,  artista
Heber Tovar, diseñador industrial
Magdalena Rosenzweig,restauradora
Denise Rosenzweig, restaurador
Santiago Bonfil, diseñador
Paula Balbi, fotógrafa y asistente personal
Enrique Somohano Mendoza, artista gráfico
Elena Castañón, terapeuta
Sol Gutiérrez, artista escénica
Federico Campbell, escritor
Carmen Gaitán, promotora cultural
Manuel Ugarte,  músico, biólogo, docente, traductor
Edith Medina, artista y curadora
Leonor Enríquez, teatrera
Karina Perez , comunicación
Saudhi Batalla, documentalista
Karla Castillo, artista plástica
Gabriel Téllez, arquitecto
José Esparza Chong Cuy, Arquitecto, curador y editor
Norma Suárez, bailarina, actriz
Carlos Reygadas, cineasta
Julia Mercedes Calle Pacheco, realizadora audiovisual
Dante Busquets, padre primerizo y fotógrafo
Gabriela Retes Campesino, cineasta / educadora
Eduardo del Río (RIUS), caricaturista
Erando González, actor
Mónica Mansour, escritora
Ricardo Chacón, documentalista
Félix Luna, artista
Elsa Arce, profesora y gestora cultural
Claudia López Terroso, artista y docente de artes plásticas
Moisés García Nava, artista y docente artes
Axel Solórzano, historiador
Fernán Galíndez cineasta, escritor y poeta
Rodolfo Sebastian Medina Diaz, músico y diseñador
Ximena Gomez-gestora cultural
Mariana Cantú Romandía , investigadora
Marianella Villa, artista escénica
Casilda Barajas, arquitecta y pedagoga
Frida Itzel Mateos González, conservadora y restauradora
Dulce María de Alvarado, artista visual y promotora cultural
Luisa Restrepo, artista
Armando Vega-Gil ,  músico y escritor
Eduardo Tejedo Narvaez, músico y actor
Carlos Hamburgc consultor
Cecilia León, artista visual
Jesús Nava Ranero Académico
Marcos Hernández, músico
Jorge Romo, productor de video
Juan Ruiz-Poveda, artesano y promotor cultural
Julio Salazar, curador, gestor cultural y psicólogo
Nadia Lartigue Zaslavsky, coreógrafa, bailarina
Alejandro Montes de Oca, artista, curador
Miguel Rodríguez Sepúlveda, artista visual
Víctor Muñoz, artista visual y profesor universitario
Violeta Domínguez, historiadora de arte
Alicia Barnard, archivista
Jennifer Rosado, historiadora del arte y museóloga
Fernando de Anda G. “el Fer”, monero
Roberto Azcorra Cámara, escritor
Alejandro Misteró, artista audiovisual
Pedro Cervantes, artista visual y gestor cultural
Carlos Lara, artista Ilustrador
Marlene Diveinz, escritora y periodista
José Miguel González Casanova , artista
Alex Vera artista visual y psicólogo
Mayán Santibañez. Escritora y editora
Anel Acosta, gestora cultural y bailarina aficionada
Talía García, gestor cultural.
Alejandra Campana, periodista
Nahúm Látika investigadora , artísta multidiciplinario
Mirna Roldán, artista feminista performancera militante
Lourdes Hernández Quiñones, comunicadora y gestora cultura
Adriana Malvido, periodista cultural
Carolina Kerlow, pintora y realizadora de tv
Mauricio Peña Santamaria, pasante de sociología
Jessica Lozano, Artista Visual
Lucía García Noriega y Nieto, gestión cultural
Jimena Grijalva Gallego, cineasta, fotógrafa
José Luis Araiza, arquitecto
Eloy Tarcisio, Artista Visual
Carlos Ysunza Fotógrafo
R. Almendra V. Vergara, artista visual y escenógrafa, docente y promotora cultural
Jessica Pérez, artista visual y arteterapeuta
Citlali Bernhardt, historiadora del arte
Aguillón-Mata, escritor
Iván Avilés, artista visual
Laura Grissel Martínez Colín, investigadora y gestora cultural
Manuel Hernández, psicoanalista
Ulises González, bailarín y coreógrafo
Carmen Trejo, actriz
Ambra Polidori, artista visual
Raymundo Sesma, artista visual
Patricia Madrid, actriz
Marta Alcocer Warnholtz Videoasta
Ruth González Renovato Diseñadora y comunicadora visual
Maura Falfan, artista
Juan Caloca, artista
Paola Klug, escritora
Mayán Santibañez, escritora y editora
Djahel Vinaver, bailarina y coreógrafa
Rocío Sagaón, coreógrafa y ceramista
Maru Santos, escultora
Laurent Herbiet, arquitecto
Jessica Bekerman Targ
Jessica Bekerman, Psicoanalista
Andrea García Cuevas, coeditora
Schedir Salgado, violinista y estudiante de música
Liliana Pedroza, escritora
Antonio Flores Schroeder , escritor y promotor cultural
Andrea García Cuevas, coeditora
Irazú Páramo, gestora y promotora cultural
Nalleli Cepeda, artista y pedagoga
Gabriela Ortiz, compositora
Mario Palacios Kaim, artista visual
Sara Hidalgo, gestora y crítica de arte
Juan Manuel Ojeda, educador popular
Alejandro Schwartz, coreógrafo y maestro de danza contemporánea
Francesca Vilchis Iavasile, fotógrafa/ periodista
Cristóbal Gracia, artista visual
VERSUS Colectivo de Arte Multidisciplinario
Alexis G. Berny, artista visual
Sergio Olhovichj, director de cine
Eder Castillo, artista y curador
Gerardo Hellion, fotógrafo
Marlene Diveinz, escritora y periodista
Jimena García Paniagua, curandera tradicional y licenciada en literatura
Mirna Roldán, artista feminista, performancera militante
Amitla Cuacuas M, pintora
Irene Herner,  periodista cultural y profesora
Diana Mendieta, artista visual
Manuel Hernández, psicoanalista
Ana Cristina Vázquez Carpizo, historiadora
Miguel Castro Leñero, artista visual
Patricia Alvarez, museografa
Verónica Córdova de la Rosa, artista visual
Mónica Palma, historiadora
Guadalupe Medina, actriz
Alejandro Ramírez Lovering, artista y maestro
Héctor Velázquez Gutiérrez,  escultor
Gabriel Garza García, artista
Ursula Lascurain H., diseñadora
Catalina Norma, gestor cultural
Georgina Toussaint B., artista textil
Fernanda Sánchez-Paredes, artista
Alfonso (Poncho Figueroa), músico
Jorge Martínez Ruiz, poeta y antropólogo
Daniela Lieja Quintanar, promotor cultural
Juan Carlos Pereda, Historiador de arte
Ana Laura González Herrera, artista
Mario Rey, escritor, promotor cultural y maestro
Melissa Merlo, diseñador gráfico
Elizabeth G. Frías, coordinadora editorial
Pablo Fulgueira, director, productor y profesor de cine
Adriana Melchor Betancourt, historiadora del arte
Adriana  Kónzevik, historiadora, periodista y editora
Enrique Alberto Garay Mota, productor musical
Antonio Ortega, academico y activista gay
Cynthia Gutiérrez,  artista visual
Martha Delia Carrera Salcedo, arquitecta
Ernesto Hume, escultor
Paul Leduc, cineasta
Manuel Garibay, artista visual
Karla Villegas, curadora y profesora
Pablo Rulfo, pintor
Laura Echeverría, artista plástica
Jesús Mayagoitia, escultor

sábado, 9 de junio de 2012

La enseñanza del arte como fraude / Luis Camnitzer / 2012


La Enseñanza del Arte como Fraude
Publicado por Luis Camnitzer on Mar 21st, 2012 en el tema desacuerdos, comunidad artística y prácticas institucionales. [Register] RSS 2.0.
Quiero comenzar esto con dos afirmaciones pedantes y negativas. Una es que el proceso de educación de los artistas en el día de hoy es un fraude. La otra es que las definiciones que se utilizan hoy para el arte funcionan en contra de la gente y no a su favor.
La parte del fraude está en la consideración disciplinaria del arte, que lo define como un medio de producción. Esto lleva a dos errores:
El primer error es la confusión de la creación con la práctica de las artesanías que le dan cuerpo. El otro error es la promesa, por implicancia, que un diploma en  arte conducirá a la posterior supervivencia económica.
La educación formal del artista sufre de las mismas nociones que imperan en las otras disciplinas: que la información técnica sirve para formar al profesional y que después de adquirir esta información uno podrá mantener una familia. En los Estados Unidos, en donde la educación no es un derecho sino un producto comercial de consumo, esta situación es llevada al nivel de caricatura obscena. La inversión económica para recibir el diploma final de maestría, el Master of Fine Arts, en una universidad decente es de unos 200.000 dólares. Al final de este gasto, la esperanza es vender la obra producida o enseñar a las generaciones venideras. Aun si esto no es literalmente así en otros países, el concepto probablemente funciona en todo el mundo.
En los 35 años que estuve enseñando a nivel universitario en los EEUU, probablemente tuve contacto con alrededor de 5000 estudiantes. De ellos calculo que un 10%, unos 500, tenían la esperanza de lograr el éxito a través de muestras en el circuito de galerías. Quizás una veintena de ellos lo haya logrado. Esto significa que 480 terminaron con la esperanza de vivir de la enseñaza. No sé cuantos lograron conseguir un puesto de profesor. Pero sí puedo sacar la cuenta que si 5000 estudiantes fueron necesarios para asegurar mi salario y luego mi bienvenida jubilación, esos 480 estudiantes necesitan una base estudiantil de 240.000 para sobrevivir. Y si seguimos el cálculo hacia las generaciones siguientes, rápidamente llegaremos al infinito.
La definición del arte es otro problema. Me gusta pensar que cuando se inventó el arte como la cosa que hoy aceptamos que es, no fue como un medio de producción sino como una forma de expandir el conocimiento. Me imagino que sucedió por accidente, que alguien formalizó una experiencia fenomenal que no encajaba en ninguna categoría conocida, y que eligieron la palabra “arte” para darle un nombre.
El problema que surgió al darle un nombre  al arte es que nuestra profesión fue instantáneamente reificada — convertida en un objeto que ya no se puede cambiar. Desde ese momento en adelante ya no pudimos formalizar nuestras experiencias de lo desconocido, y en su lugar pasamos a intentar acomodar nuestra producción a esa palabra, la palabra arte. De esa manera lo que inicialmente había sido “arte como una actitud” pasó a ser “arte como una disciplina”, y peor aún, “arte como una forma de producción”. La forma, que inicialmente había sido una consecuencia de la necesidad de empacar una experiencia, ahora pasó a ocupar el lugar del producto.
Hace no mucho me encontré con una cita que ilustra el problema: “Cada palabra alguna vez fue un poema.” Es de Ralph Waldo Emerson, un autor a quien nunca le había puesto la más mínima atención porque, irónicamente, pensaba que solamente trabajaba con palabras.
El mercado capitalista nos enseña que si un objeto puede ser vendido como arte, es arte. Esta descripción, culturalmente cínica, obscurece una realidad mucho más profunda. Esta realidad es que el propietario del contexto último de la obra de arte determina su destino y su función. La propiedad del contexto, que es una de las formalizaciones del poder, es un hecho político. Esa propiedad es tan fuerte que incluso las manifestaciones que son y contienen material subversivos, son rápidamente comercializadas.
Esta comercialización subraya el hecho, aunque muchas veces negado, que la política sea una parte de la definición del arte. Y es como consecuencia de la propiedad del contexto y de esta negación, que la separación de arte y política en entidades discretas, no solamente es reaccionaria y una manera de limitar la libertad del artista, sino que también es una falacia teórica. De manera que sí, todo arte es político, y no, no todo el arte es lo que entendemoscomo “arte político”.
Arte político en cierta forma significa que subdividimos el pastel del conocimiento en tajadas de tajadas. En un número de la revista Artforum, la artista norteamericana Andrea Fraser enfrentó estos problemas en una forma que me gustó mucho. Definió al arte político de una manera similar a la que yo definiría a todo el arte:
“…Una respuesta es que todo arte es político, el problema es que la mayoría (del arte) es reaccionaria, es decir, pasivamente afirmativo de las relaciones del poder bajo las cuales fue producido…Yo definiría al arte político como el arte que conscientemente se propone intervenir en las relaciones de poder (en lugar de solamente reflexionar sobre ellas), y esto significa necesariamente las relaciones de poder dentro de las cuales el arte existe. Y hay una condición más: Esta intervención tiene que ser el principio organizativo de la obra de arte en todos sus aspectos, no solamente en su “forma” y su “contenido”, sino también en su forma de producción y de circulación.” i
Se puede afirmar que la enseñaza del arte se dedica fundamentalmente a la enseñanza sobre como hacer productos y como funcionar como artista, en lugar de cómo revelar cosas. Es como decir que enfatizamos la caligrafía por encima de los temas sobre los cuales queremos escribir y como vender esas páginas caligrafiadas. Y con ello, bajo el disfraz de lo apolítico o de una política consumida instantáneamente, servimos a una estructura de poder que es totalmente política.
Para peor, enseñar a fabricar productos es algo fácil y cómodo, y por lo pronto una situación en la que se puede caer, quedar y sentirse bien. Pero la información para esta enseñanza es algo existente y es transmitida. Y los procesos de transmisión de información existente se acomodan al modelo de la pedagogía autoritaria. Como ya lo dijo Paulo Freire, el profesor es similar al bancario que tiene y distribuye el dinero de acuerdo a sus criterios. En el salón de clase este dinero es la información. Con esta relación de poder se minimiza toda posibilidad de rebelión.
Para lubricar mejor el proceso en el campo de la enseñanza artística, se declara la imposibilidad de enseñar el como tener ideas. Si el alumno no tiene ideas, es culpa del alumno. Esta negación y culpabilización solamente es posible si uno clasifica a la gente en dos categorías: en genios y en imbéciles. Se elimina la categoría de “normal”. En cierta forma esto presume en mi ejemplo de los 500 estudiantes de los cuales 20 lograron ingresar al circuito de galerías, que estos 20 son los genios y que los otros 480 que piensan en enseñar arte son imbéciles. Y esto explica por que en los Estados Unidos las universidades tratan de contratar como profesores a las estrellas del mercado artístico, no importa cuan malos son como enseñantes.
De hecho, la ideología de esta clasificación va mucho más allá y es bastante cínica con respecto a los resultados. La presunción verdadera que subyace todo esto es que el arte no se puede enseñar. De acuerdo a esta idea, el proceso educacional no es más que un cedazo o filtro que sirve para identificar a los genios, los cuales con suerte emergen gracias a sus facultades personales. La facilitación de esta emergencia de genios era una de las intenciones de la Bauhaus cuando se diseñó el famoso curso de fundación básica. El curso fue luego adoptado por infinidad de instituciones que se consideraron progresistas y modernas. Y no era que los ejercicios fueran malos, era la ideología la que fallaba. La moraleja de todo esto es que los 200.000 dólares en los estudios en Estados Unidos se invierten en el derecho de ser filtrado para dejar lugar a los genios. Las mejores universidades entonces son las que atraen y filtran más genios. Como esos genios en realidad no necesitan de las universidades, éstas venden la fama de sus diplomas y una pedagogía haragana.
Mirando el peor de los casos, se podría justificar el proceso diciendo que aquellos que no logran pasar por el filtro por lo menos aprenden a apreciar y a consumir el arte. Cosa que significa que la carrera del arte está en la situación privilegiada de simultáneamente crear a los productores y a su mercado. Es como educar médicos, pero en donde con la misma inversión de dinero, aquellos que no logran graduarse terminan siendo educados para enfermarse y servir de pacientes.
Enseñar a tener ideas ciertamente requiere bastante más que transmitir información. El profesor tiene que reubicarse y abandonar el monopolio del conocimiento para actuar como estímulo y catalizador, y tiene que poder escuchar y adaptarse a lo que escucha. Además, la generación de ideas y revelaciones es impredecible y por lo tanto corre el peligro constante de ser una actividad subversiva. Lo impredecible no siempre se acomoda al estatus quo. Dado que últimamente los gobiernos decretaron que subversión y terrorismo son sinónimos, ya nadie quiere generar subversión. Sin embargo, la subversión es la base de la expansión del conocimiento. Al expandir, lo subvierte.
La función del buen arte es justamente la de ser subversivo. El buen arte se aventura en el campo de lo desconocido; sacude los paradigmas fosilizados, y juega con especulaciones y conexiones consideradas “ilegales” en el campo del conocimiento disciplinario.  El enfoque que se reduce a la fabricación de productos evita estos temas; se confirman las estructuras existentes y la sociedad permanece calma y embotada. Se genera así lo que me gusta llamar el artevalium.
De acuerdo a todo esto parecería entonces que estoy proponiendo la eliminación de las escuelas de arte y que en su lugar favorezco la creación de laboratorios interdisciplinarios, los cuales a su vez y con suerte incluirían el análisis político.
En cierto modo esto es verdad, pero la cosa no es tan simple. La mayoría de los laboratorios interdisciplinarios, aun si incluyeran la política, se limitan a la transmisión de información interdisciplinaria. O sea que seguimos con la transmisión de información, y no logramos una mejoría demasiado importante. En este caso tenemos una reorganización de la información, pero una que no afecta la metodología o la ideología. Si el arte fuera realmente una actitud y una manera de aproximarse al conocimiento, no importaría realmente en que medio ocurren las ideas y las revelaciones. Lo único que importa es que tienen lugar y que son comunicadas correctamente.
Cuando discuto arte creo en seres politizados, no en programas políticos. Así que no creo que se trate de hacer arte político, sino de politizar a la gente y ayudarles a hacer arte. A fines de la década del sesenta, Paulo Freire resumió esto al escribir que antes de leer la palabra hay que leer el mundo. En otras palabras, que hay que definir una motivación suficientemente fuerte que obligue a la adquisición de un oficio técnico que se pueda aplicar con un propósito.
El único argumento que hoy se puede hacer a favor de un arte que tenga su propio espacio como disciplina es el hecho que el arte puede ser utilizado como un territorio de libertad, un lugar en el cual se puede ejercer la omnipotencia sin el peligro de ocasionar daños irreparables. Es, por lo tanto, una zona en la cual podemos experimentar y analizar los procesos de la toma de decisiones. Es una zona en la cual podemos hacer algo “ilegal” sin el peligro del castigo. Pero aun ahí, en ese campo teóricamente privado, estamos experimentando con el poder. Decidimos lo que hace el material o dejamos que el material decida lo que hacemos. Por lo tanto aun en el campo privado seguimos estando en una situación política.
Si observamos la forma en que el poder se distribuye en nuestra sociedad, todo se reduce a una división entre las decisiones que podemos tomar nosotros y las decisiones que son tomadas en nuestro nombre. Cuando discutimos lo legal como opuesto a lo ilegal, esta división es muy clara. En lo legal a veces coincidimos con la decisión tomada. En lo ilegal, si decidiéramos hacer algo, definitivamente no coincidiremos con la decisión tomada, una decisión que ya fue tomada por otros y fue codificada en leyes o proclamas.
La situación de las decisiones es menos clara cuando no hablamos de leyes y aceptamos las cosas como hechos. Recuerdo mi disgusto cuando llegué a los Estados Unidos y en los restoranes se me servía la ensalada antes del plato principal y no al mismo tiempo como estaba acostumbrado. Una vez cometida esa trasgresión uno puede llegar a extremos de herejía inconcebibles. Por ejemplo uno podría comer el postre primero y terminar la comida con un platito de paté de hígado. La experiencia me llevó a cuestionar el ritual del orden y jerarquía de la comida. Tapé los ojos de mis alumnos con vendas y los llevé a la cafetería. Allí tuvieron que sacar los platos con comida al azar, y luego comerlos en el orden en que los habían sacado. En otro ejercicio agregamos anilinas a la comida para teñirlos a todos del mismo color. Se creó una disonancia casi intolerable entre lo que se veía y su gusto. El puré de papas y la carne en una gama de azules no se veían muy apetecibles.
La disonancia fue una de las guías espirituales de muchos de los ejercicios en mis clases. En uno de ellos tuvieron que entrar en una gran bolsa de plástico inserida en un gran tacho de basura lleno de agua. Se lograba así la sensación de estar sumergido y totalmente mojado, pero se salía completamente seco. No se trataba de identificar el “talento”. Lo que estaba tratando era hacerles entender la diferencia entre la percepción funcional y la percepción estética, que es otra manera de ver las diferencias en la toma y propiedad de las decisiones.
La percepción funcional lubrica nuestras interacciones con otra gente, aquella gente que se mueve en las mismas convenciones y se comporta de acuerdo a decisiones preexistentes y reguladas. Es el sistema que nos mantiene firmemente encerrados dentro de las fronteras de lo conocido y lo predecible. En cambio, idealmente, la percepción estética es posible gracias a una distancia crítica de la percepción funcional. Con la percepción estética podemos ver las cosas como si fuera por primera vez y decidir por nosotros mismos.
Un elemento—y obstáculo—fundamental en la configuración de la toma de decisiones, particularmente cuando hablamos de arte, es el gusto. Entre los estudiantes, el gusto es considerado como un instrumento importantísimo para hacer juicios con respecto a la calidad de lo que producen. Piensan que están ejerciendo su subjetividad y no se dan cuenta que el gusto es una construcción social totalmente sujeta a ideologías colectivas y a la influencia que ejercen sobre la experiencia personal.
Les pedí que hicieran una obra lo más “fea” posible. Trataron de hacerlo, realmente, lo mejor que pudieron. Pero inevitablemente los resultados no llegaban a ser desagradables en sí mismos. Siempre tenían referencias a valores sociales, tales como la repulsión que causan los excrementos fecales, que fue uno de los ejemplos usados con mayor frecuencia. Lo cual a su vez presentaba otro tema: el por qué la ingestión de comida en público es un acto de celebración, mientras que la excreción de comida en público es considerada de mal gusto. Aún si se la ejecuta vestido con un frac. Incluso hay leyes sobre esto último, y el vestirse con frac no exime del delito.
La educación de los artistas, entonces y en mi opinión, consiste de tres pasos en los que el profesor puede actuar de guía y, más importante, de interlocutor: 1) plantear y formular un problema creativo interesante, 2) resolver el problema lo mejor posible, y 3) empacar la solución en la manera más apropiada para expresar y comunicarla.
Este orden de prioridades desmitifica un proceso que generalmente se acepta en un formato irritantemente obscurantista, especialmente cuando se enfatizan la inspiración, la intuición y la emoción. La inspiración parece ser una intuición que flota en el aire y entra por la nariz, así que nadie es culpable de ella y la podemos ignorar. La intuición, que supuestamente viene de adentro, es otra cosa. El rol de la intuición es innegable, pero en el arte su importancia no es más grande que en la filosofía, o posiblemente incluso que en la ciencia. Además solamente intuimos que cosa es la intuición. Nos metemos así en un proceso que puede seguir interminablemente, y que es difícil de separar de la mera asociación de ideas.
Y en cuanto a la expresión emocional, otra de las atribuciones del arte, no tiene una importancia mayor que la que pueda tener una buena confesión u otro material biográfico. Son todas cosas que no hay que descartar, pero que no se deben idolatrar o aceptar como dogmas creativos. Es esta aceptación la que permite que gente aparentemente racional declare que hacer arte no se puede enseñar.  Walter Gropius, el fundador de la Bauhaus era uno de ellos.
En todo esto, lo que importa es el nivel y complejidad del cuestionamiento. El cuestionamiento y la percepción de complejidad se pueden enseñar. Evitar la simplificación, lograr una elegancia de las respuestas y la efectividad de cómo esas respuestas son transmitidas, son todas cosas que se pueden enseñar. Lo que importa es que esa efectividad necesita del empacamiento de la obra, de la forma del envoltorio, para llegar bien al público. Esto tampoco parece algo demasiado difícil de enseñar. Y es aquí donde puede entrar el gusto, como un instrumento para ajustar la apariencia del envoltorio.
Pero enseñar solamente la parte de empacar, el creer que la obra se agota mirando este envoltorio, significa que se están ignorando tanto los verdaderos problemas planteados como también las soluciones que se ofrecen. Es como limitarse a gozar de la musicalidad de mi voz mientras leo esto en voz alta, e ignorar todo lo que estoy diciendo.  Cosa que quizás sea mejor.  Pero es la actitud simplista y enternecedora del niño de dos años que en lugar de abrir el regalo juega con el paquete.
Se podría malentender lo que digo como que quiero una racionalización total del arte y que me gustaría que exista un programa explícito e ilustrativo, un programa capaz solamente de producir órdenes predecibles y productos muertos. Sin embargo esa interpretación ignoraría una cantidad de cosas fundamentales que también pueden y deben ser enseñadas. La más importante probablemente sea que el arte es un lugar en donde se pueden pensar cosas que no son pensables en otros lugares. La otra es que un buen problema artístico no es agotable, que una buena solución tiene reverberaciones, y que una buena comunicación produce muchas más evocaciones que la información que transmite.
También ignoraría que los instrumentos utilizados, más allá del análisis, incluyen la empatía, la simulación, la demagogia y la explotación emocional. Y aun más, ignoraría que la pregunta fundamental que mueve al arte es la de “¿Que pasaría sí…?”, y no “¿Qué cosa es…?” Es en el procesamiento de las evocaciones que en última instancia el arte adquiere su verdadera forma. La tarea del artista es la de crear una estrategia para administrar esas evocaciones.
Mientras que estos temas constituyen el carozo de lo que considero una segunda etapa en la formación del artista, ellos también informan los ejercicios preparatorios en una primera etapa. Por ejemplo, cuando todavía enseñaba, distribuía entre mis estudiantes pedazos de basura que encontraba en el piso del salón de clase. Les explicaba que no eran fragmentos, sino productos perfectamente terminados que tenían un uso práctico definido dentro de otra cultura. Como ya no existía la función original y verdadera del objeto dentro de nuestra vida convencional (un resto de cigarrillo arrugado, un pedazo de goma mascada, etc.), el estudiante tenía que “deducir” una nueva aplicación. De las especulaciones estaban excluidas el arte, la religión y la decoración, ya que los objetos generados en esas ramas son arbitrarios y sin funcionalidad práctica. Tampoco se podía usar la analogía del cuchillo Swiss Army, que contiene varias herramientas de uso diverso que se pliegan junto a la navaja. Se suponía que el objeto entregado era un diseño perfecto para una aplicación determinada. Por lo tanto la solución mejor era la que lograba utilizar más partes del objeto para una función determinada.
Esta forma de ingeniería en reverso o retroactiva, o de descodificación, también refleja una manera de tratar de entender una obra de arte. Frente a una obra nos enfrentamos a una respuesta de la cual tenemos que deducir cual fue la pregunta. Lo interesante de esta forma de ver las cosas es que a veces aparecen preguntas que corresponden mejor a esa respuesta que la pregunta original. En ese sentido, el proceso de comunicación no se limita a la transmisión estricta y fiel de un mensaje. Es un estímulo para la especulación en donde hay retroalimentación de la obra hacia el autor, y hay una participación creativa del público.
Pero hay otra metáfora, paralela, para el arte. Es la de considerar la obra como el resultado de un juego en el cual uno tiene que tratar de deducir las reglas que generaron la obra, para luego decidir si la obra fue producto de una buena jugada. Y la contrapartida aquí es diseñar un juego que produzca buenas obras de arte, no importa el nivel de educación artística del jugador. La definición de este juego acepta dos extremos: 1) un juego totalmente abierto en donde las reglas podrían ser: “Usar un lápiz y una hoja de papel y dibujar cualquier cosa”. Y 2), un juego totalmente cerrado en el cual las reglas son: “Tomar este dibujo con zonas numeradas y llenarlo con los colores numerados correspondientemente.”
En el primer juego la libertad es bastante total y el resultado es impredecible, pero el porcentaje de fracaso es altísimo. En el segundo ejemplo, hay carencia de libertad, el resultado es totalmente predecible, y al mismo tiempo la posibilidad de fracaso es prácticamente nula.
El juego mejor, aunque nunca ideal, es uno que tiene una cantidad moderada de reglas, que filtra un máximo de errores (la restricción), pero que maximiza tanto lo impredecible (la libertad) como el éxito de los resultados.
El paralelo social de todo esto es la búsqueda de un modelo de democracia verdadera, con un equilibrio entre las leyes y la libertad. Es una democracia que no permitiría la apertura total correspondiente a una anarquía individualista, libertaria y falta de ética. Pero tampoco permitiría la ausencia de la libertad de decidir, tal cual la define un sistema totalitario. La descripción puede sonar a metáfora, pero no lo es. Las reglas bajo las que operan la producción del arte, la circulación del arte y su recepción, son ideológicas. Por lo tanto las reglas que el artista crea para el juego que produce arte, reflejan bastante precisamente una serie compleja de varias interacciones de poder. Son las que surgen entre el artista y la obra, entre el artista y el público, y entre la obra y el público. Es la falla de no percibir el papel que juega el poder en todo esto, lo que permite que nuestra sociedad pueda suponer que el buen arte es apolítico y elogiarlo cuando lo es. Es esta falla la que permite ver al arte como una actividad separada de la ética. Y es esta la razón por la cual supuestamente el arte tampoco puede ser didáctico.
Hace unas siete décadas, Walter Benjamín en su “El escritor como productor” conectó la didáctica con la calidad artística:
“Un escritor que no enseña a otros escritores, no le enseña a nadie. El punto fundamental, por lo tanto, es que la producción del escritor tiene que tener la característica de un modelo: tiene que ser capaz de instruir a otros escritores en su producción, y segundo, tiene que ser capaz de poner a su disposición un aparato mejorado. Cuanto más consumidores logre poner en contacto con el proceso de producción, mejor será el aparato—en síntesis, cuanto más lectores o espectadores el aparato convierta en colaboradores” ii
Mientras que Benjamin utiliza la relación con otros escritores como una exigencia de nivel, muchos años más tarde el artista conceptual norteamericano Joseph Kosuth, que en cierto modo parafrasea a Benjamín, llega a una conclusión elitista:
“En su extremo más estricto y radical, el arte que yo llamo conceptual lo es porque se basa sobre una investigación acerca de la naturaleza del arte. De modo que no se trata sólo de la actividad de construir proposiciones artísticas, sino del trabajo y la reflexión sobre todas las implicancias y todos los aspectos del concepto de ‘arte’. [... El público del arte conceptual está compuesto principalmente por artistas, lo cual quiere decir que no existe un público separado de los participantes”.iii
En el mismo ensayo de Benjamin éste también definió al artista como un productor. Mientras que esto parecía ideológicamente razonable para los izquierdistas de su época, lo mismo que cuando algo más tarde se insistió en llamar a los artistas “trabajadores de la cultura”, ambos términos sufren del peligro de la reificación. Ambos aceptan la cosa que tiene un mensaje como determinante de los valores con que se juzga esa cosa. Diría que en arte es mucho más importante hacer conexiones que generalmente se suponen no posibles, que fabricar productos.
Diría que lo primero que estamos considerando aquí no son los productos sino los valores mismos y el proceso de juicio que los acompaña. De otra forma no estaríamos discutiendo las formas de producción y de circulación a los que se refiriera Fraser en la cita que leí antes. De hecho, Benjamín tampoco hablaba del oficio del escritor en términos de su técnica, sino de su “compromiso”.
Para Benjamin “compromiso” era una palabra compleja que trataba de incluir todo el peso de la conciencia social, de la militancia y de la claridad de las metas para un mejoramiento de la sociedad. Es decir, trataba de cuestionar el sistema de valores bajo el cual se juzga a los objetos, y el autor o artista como productor no era meramente un creador de productos.
Pienso que todo esto es más importante que el aprender a pintar o a hacer un video o, más en general, aprender el “como” hacer, que es la base de la enseñaza artesanal. Es el “que” hacer y para “quien” se hace lo que viene primero. En uno de los ejercicios que utilicé en el primer período introductor de arte en mi universidad, traté de discutir estos temas. Le pedí a la clase que creara un humanoide que luego sería quien encargaría obras de arte. El personaje, con algunas características humanas pero arbitrarias, era creado colectivamente. En el pizarrón, cada estudiante tomaba turno para agregar una parte del cuerpo. Como resultado la criatura terminaba con colas, varios brazos, antenas, tres ojos, etc., generalmente reflejando los prejuicios estereotipados que el estudiantado tiene con respecto al extra- terrestre. Luego analizábamos a la criatura en términos de cómo sus atribuciones físicas afectaban su percepción de la realidad (como se escucha un sonido con tres orejas, como se afecta la concepción y percepción de la perspectiva si se tienen muchos ojos, etc.). A partir de esto tratamos de ver que tipo de interacción podía haber entre ellos como grupo, que sociedad se podía deducir de la información que teníamos, que cuerpo de leyes los regía, que tipo de arquitectura les servía, etc. Más que nada, tratábamos de deducir que valores informaban a esa sociedad: que cosas eran positivas y cuales negativas, que era castigable y como se castigaba, y que era recompensable y cuales eran las recompensas. Todo este proceso era armado para lograr identificar el gusto estético básico de esa sociedad: que colores, formas, texturas, contenidos y dimensiones tenían una carga positiva y cuales de ellas una negativa. Y también que función cumpliría para ellos una obra de arte satisfactoria.
Con todo esto estudiado y la clase puesta de acuerdo, los estudiantes pasaban a ser productores de arte mercenarios para esta sociedad. La iniciativa del artista estaba completamente subordinada al público elegido. Tenían que producir obras totalmente ajenas a sus gustos e intereses individuales, para solamente satisfacer los de esta sociedad formada por las nuevas criaturas. La idea de “adquisición” era muy relativa, dado que esa sociedad ni necesariamente tenía dinero ni forzosamente creía en la propiedad privada. Los medios que se elegían dependían exclusivamente del sistema sensorial del humanoide, no del artista, y la ubicación de la obra correspondía a las nociones de espacio determinadas y utilizadas por esa sociedad. Cómo y que estímulos eran usados, dependían solamente de los valores bajo los cuales operaba esa sociedad. Lo único que se daba por hecho en el ejercicio era que tanto el artista humano—un esclavo en esta sociedad—como la obra, eran descartables. En caso de desagrado, y sin quebrar regla ética de ninguna especie, el artista y la obra podían ser destruidos.
En una de mis clases, una estudiante de bastante edad, pidió la palabra después de terminar su proyecto. Nos contó que su marido, un pintor de paredes, había formado parte del equipo que borró el mural que Diego Rivera hiciera en el Rockefeller Center en 1934. Rivera había incluido un retrato de Lenin en el mural. Rockefeller exigió que lo borrara, y Rivera se negó. El marido de la estudiante había vuelto a la casa comentando los hechos y diciendo: “La pintura realmente no era tan mala”. Claro que se podría afirmar que Rivera no entendió que aquí no era más que un artista mercenario contratado por una sociedad de humanoides.
Pero la anécdota también sirve para discutir, en forma menos simplista, los problemas de comunicación entre el artista y su público. Rivera quiso educar a un público nuevo sin conocer o aceptar las reglas de ese público. Una de las reglas era justamente que el propietario del contexto último de la obra de arte determina su destino y su función, y aquí el propietario era Rockefeller. Y Rockefeller no quiso que Rivera se pusiera en comunicación con el público que él quería, o por lo menos que le dijera lo que quería decirle. Y todo esto, estas relaciones y como discutirlas, también es enseñable.
Vuelvo entonces a mis creencias del principio: que el proceso de educación de los artistas en el día de hoy es un fraude, y que las definiciones que se utilizan hoy para el arte funcionan en contra de la gente. El error mayor en la estructura de la enseñanza del arte entonces parece ser la ignorancia de sus contradicciones. Existe una estructura diseñada para enseñar arte, pero el mercado es incapaz de absorber a los que se gradúan de esa enseñanza. Existe una estructura diseñada para enseñar arte, pero es una que está acompañada por la presunción que la creación artística no es enseñable. La forma más cómoda y barata de resolver estas hipocresías sería la eliminación de la estructura y olvidarse del problema. La más difícil, cara, pero responsable y ética, es enfrentar la misión del creador en lugar de la del artesano, y educar a la sociedad para que reconozca y financie esa misión.
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Luis Camnitzer*
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* texto de la conferencia del artista en el marco de su exposición en el Museo de Arte de la Universidad Nacional. Bogotá, marzo de 2012