viernes, 25 de marzo de 2011

JOSEPH BEUYS. LA REVOLUCIÓN SOMOS NOSOTRO



  Lo que intento decir es que la gente podría realizar la revolución si usara su propio poder, pero no está consciente de la enorme potencia que poseen.
Joseph Beuys.

El Museo Nacional de la Estampa, del Instituto Nacional de Bellas Artes, fiel a su vocación de difundir los procesos de estampación, se honra en presentar la muestra Joseph Beuys. La Revolución Somos Nosotros, que recoge el trabajo de uno de los artistas más significativos, profundos y completos del siglo XX.
Integrada con más de 200 carteles, objetos y videos, la muestra forma parte de la Colección Bonotto, misma que contiene obras de diversas disciplinas como: escultura, instalación, diseños, discusiones múltiples y fotografías.
Joseph Beuys. La Revolución Somos Nosotros, muestra el desarrollo de la estampación y a través del cartel, cuyo propósito fundamental es lanzar un mensaje al espectador con el propósito de que lo capte, lo recuerde y actúe en forma concordante a lo sugerido, se reivindica como un eficaz medio de comunicación, por su fácil distribución y su inmediatez; el cartel ha sido definido por algunos estudiosos como "un grito en la pared", que atrapa la atención y obliga a percibir un mensaje.
Beuys es poseedor de una mitología propia, recurre al empleo de medios y materiales inéditos. Es un artista de una férrea convicción, ritual, hermético, sistemático, comprometido, profundo, complejo, generoso y místico. En sus obras retoma elementos mitológicos, religiosos, filosóficos y científicos en un intento por sanar a la sociedad y crear una versión más humana de la misma.
Nacido en Krefeld, Alemania, en 1921, Joseph Einrich Beuys, fue reclutado muy joven por la juventud hitleriana y poco tiempo después lo hacen piloto bombardero de la Lutwaffe. En 1943 sufre un terrible accidente en Crimea (Ucrania) cuando su avión es alcanzado por un cañón ruso; Beuys gravemente herido, inconsciente y con pocas posibilidades de supervivencia es recogido por una tribu de tártaros de quienes recibe tratamientos de medicina no ortodoxa. Es nutrido con leche y queso y sus heridas son curadas envolviéndolo con grasa animal y fieltro.
La experiencia de Crimea marcó profundamente al hombre y también al artista. A partir de ahí intuye el accidente como la reconstrucción de uno mismo, experimenta la imperativa necesidad de la autoconciencia, la capacidad que tiene el hombre de construir su propio destino. Su vida y su obra son indisolubles. La herida emerge como medio de conocimiento, la curación como liberación. Y precisamente ese impulso vital, ese imperativo de unir arte y vida es lo que anima y sustenta su obra.
En su plástica emplea materiales peculiares como la miel, grasa, fieltro, animales, objetos diversos. Para el artista, acorde a la intuición animista de los grupos nómadas, cada objeto posee un alma, un soplo de vida que lo anima. Así, los objetos empleados en sus obras y acciones se transforman en signos depositarios de la memoria de dichas acciones. Se trata de una obra de arte que no es producida para ser almacenada. La obra tiene una vida propia, materiales orgánicos en constante trasformación. El arte es entendido como sanación, como medio para curar las heridas no sólo del individuo, sino de la sociedad.
Bajo la premisa de que cada hombre posee una voluntad expresiva y una sensibilidad artística, Beuys elaboró un “concepto ampliado del arte”, que lo llevó a realizar muchas de sus actividades artísticas fuera de los espacios convencionales.
Este es el punto de partida de un arte que busca integrar individuo y sociedad. Que promulga el retorno a la conciencia de lo sagrado. Que apela a la grandeza del ser humano y su capacidad de sanarse a sí mismo. "Todo ser humano es un artista" afirma Beuys, y la sociedad la mayor obra de arte.
Beuys reconoce en el arte el medio para lograr una transformación social, en una búsqueda ininterrumpida de la renovación de las estructuras sociales.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial comienza sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Dusseldorf, donde años más tarde impartió clases de escultura y desde donde origina una fuerte influencia no sólo en el ámbito académico, sino también en el artístico, político y social.
En su formación son fundamentales pensadores como Novalis, Holderlin, Schiller, Nietzsche, Hegel y Kierkegaard, así como las teorías sociales del teósofo y educador Rudolf Steiner. Fue profundamente influenciado por la práctica artística, científica y técnica de Leonardo da Vinci.
Junto con Nam June Paik y George Maciunas, Joseph Beuys creó el grupo Fluxus; movimiento que se declaró contra el objeto artístico tradicional como mercancía y se proclamó a sí mismo como antiarte, en el se busca la interdisciplinariedad y la adopción de medios y materiales procedentes de diferentes campos. El lenguaje no es el fin, sino el medio para una noción renovada del arte, entendido como “arte total”.
En Documenta VIIde Kassel, celebrada en 1982, inició 7000 robles. Acción que consistió en sembrar el mismo número de árboles, cada uno junto a una columna de basalto. La acción requirió cinco años en completarse y modificó profundamente el panorama visual de Kassel. Esta es una obra que puede desarrollarse indefinida e ininterrumpidamente, y así ha sido. El proyecto se continuó en otras ciudades, como Manhattan y Minnesota. 7000 Robles una escultura viviente, un compromiso estético, social y ambiental. Por ello, nos complace decir que, como parte de esta muestra, se continuará la acción en un espacio natural de la ciudad de México.
Beuys tenía una firme creencia en el poder reivindicador del arte. Tenemos el poder de construir nuestro propio destino; pero todo poder implica responsabilidad. ¿Para qué sirve el arte? La respuesta indudable a esta pregunta es: para hacer mejores a los hombres y, por consiguiente, hacer mejores sociedades.
Unos días antes de morir (1986) Beuys recibe el Premio Wilhelm Lembruck, donde pronuncia su último discurso. “Fue entonces que vi una idea, una flama, y escuché una voz que me decía: Protege la flama!”
1986, año de la muerte de Joseph Beuys y año del nacimiento del Museo Nacional de la Estampa. Octavio Paz decía: “A los muertos hay que olvidarlos como la tierra los olvida, en frutos”; sea esta una ocasión especial de conmemoración y celebración.
Finalmente, agradecemos profundamente el apoyo y participación en este proyecto a la Embajada de Alemania en México, Instituto Goethe, Instituto Dante Alighieri, Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal, Bosque de Chapultepec, Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial del Distrito Federal. Y muy especialmente al señor Luigi Bonotto y a Antonio d`Avossa, a quienes agradecemos su generoso y entusiasta apoyo.
Octavio Fernández Barrios,
Director


















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